Jet Set Club: Notas bíblicas sobre la muerte.
Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el que vive sin problemas, gozando de sus bienes, para el que va adelante y todo le resulta, para el que todavía tiene salud para comer!
¡Oh muerte, qué buena es tu sentencia para el que padece necesidad y al que abandonan sus fuerzas, para el anciano gastado que pierde la memoria, que se rebela y pierde la paciencia!
(Tomado del Eclesiástico, Cap. 41)
Para los creyentes en la vida después de la muerte, todos aquellos que perecieron, bajo los escombros, camino a los centros de salud o en los hospitales, hoy están en otra dimensión. Otro lugar más cercano a otro mundo. Ese otro mundo al que se ha referido Jesús de Nazaret cuando ha dicho mi reino no es de este mundo.
Un mundo que se encuentra en una dimensión que no puede ser descrita con la física, la química ni ninguna ciencia conocida. Un mundo donde la vida que define la biología no tiene sentido. Un mundo donde el oxígeno no entra por la nariz y sale por la boca en forma de dióxido de carbono para que ocurra la respiración. No. En ese otro mundo ya no existe la química. No hay respiración.
No existe un método científico que pueda conducir a los vivos a la comprensión de ese otro mundo. Ya que Dios dispuso que el hombre no le conociera por medio de la sabiduría humana. (1 Corintios Cap. 1:21).
El único medio que puede ser utilizado como método espiritual para comprender ese otro mundo es la fe, la certeza de lo que se espera, la esperanza de lo que no se ve. Un don de Dios que se recibe sin merecerlo.
Es difícil entender el por qué unos murieron y otros no. Es difícil encontrar consuelo en los métodos humanos.
La muerte de un ser querido es una gran oportunidad para hacer uso de la fe.
La muerte se acepta y se asume con mayor facilidad cuando se está seguro que un ser querido se ha ido a otro lugar. Un lugar en el que en algún momento nos volveremos a encontrar. Donde la paz, la armonía y la felicidad sean eternas para todos los que allí puedan encontrarse.
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