La objetividad perdida en el periodismo de hoy
Por Alexis Rodríguez
Hoy, 5 de abril, se celebra el Día Nacional del Periodista en la República Dominicana, y es propicio reflexionar en cómo se está ejerciendo este oficio en estos tiempos y de cuáles cosas carece en franca violación a la ética periodística que se enseña en las aulas.
Antes de esta reflexión, recordamos que esta fecha se escogió, en la Ley 5807 de 1962, en honor al día en que se publicó el primer periódico en el país, de la mano del periodista Antonio María Pineda, denominado El Telégrafo Constitucional, cuya difusión y permanecia fue muy efímera.
A los estudiantes de comunicación social se les enseña en las aulas universitarias, en talleres, conferencias, posgrado, maestrías, doctorados,… que una de las cosas que debe caracterizarles, especialmente al periodista, es: decir la verdad apegado a la objetividad por encima de todo.
Sin embargo, en la práctica, en el ejercicio de esta dignificante profesión u oficio, a muchos se les olvida este principio fundamental que debe dirigirles como brújula hacia un norte que empodere a la gente de verdades, de realidades, expresadas sobretodo de manera responsable y objetiva.
Hoy en día, muchos periodistas se han convertido y son bocinas del gobierno de turno, olvidando todo lo que bien intencionado se les enseñó. Muchos están tan parcializado, que están ciegos y no hablan ni publican nada negativo del gobierno de turno, quizás para asegurar las altas sumas de dinero que reciben sus medios por concepto de publicidad estatal.
A muchos, esto les ha dado resultados favorables para su propia conveniencia, para su progreso, notoriedad y prosperidad económica. Se les importa lo que digan los demás, se les importa faltar a la ética periodística, pierden todo tipo de verguenza y lo peor aún, hacen daño a la nación con sus parcializadas opiniones que no reflejan la realidad, divorciados de la verdad.
Ojalá, los que ejercen con dignidad el oficio del periodismo sigan haciendo honor a lo que dijo Gabriel García Márquez: «La ética debe acompañar siempre al periodista, como el zumbido al moscardón».
Enarbolemos la verdad por encima de todo, incluyendo por encima de nuestros intereses particulares, y esa verdad nos hará verdaderamente libres, no seamos instrumentos para esclavizar con mentiras a la gente, hablamos la verdad siempre con objetividad y sobretodo con responsabilidad, apegados a la ética.
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