Esta marcha es más que una movilización, se trata de conservar nuestra vida, de mejorar nuestra salud, y cambiar los hábitos que nos destruyen el corazón. Nos preocupamos y nos asustamos por la presencia del Covid-19; sin embargo, la mayoría de personas no le ponen atención a la enfermedad cardiovascular. La tarea de esta “Marcha del Corazón” es recordarnos que 17,5 millones de personas mueren anualmente por enfermedad cardiovascular. De hecho, esa cifra supera la del total de las muertes por cáncer, tuberculosis, VIH/SIDA y malaria juntos. Estamos hablando de 16 muertes por cada minuto. Lo triste de todo esto es que muchas de esas muertes podrían haberse evitado si hubiesen llevado una vida más sana y conscientes de esta silente enfermedad. Por esta y otras razones existe la “Marcha del Corazón”.
¿Queremos morir? Si queremos morir, entonces no marchemos, no cambiemos nuestro estilo de vida, sigamos comiendo de forma desenfrenada, sigamos fumando y no hagamos ejercicios. Morir es fácil, pero es más fácil, claro si nos proponemos, vivir el tiempo que nos queda gozando de una vida sana y con vitalidad. El comer bien influye en nuestro nivel de vida. Quiero recordar a John Wesley, quien fue un escritor, un activista, teólogo, pastor y fundador del metodismo, él creía que el cuerpo era un instrumento maravilloso dado por Dios, por lo cual debía ser cuidado para vivir mucho tiempo y poder usarlo en sus propósitos; por eso es importante, decía Wesley, tener en cuenta la “calidad y cantidad” de la comida que ingerimos.
La “Marcha del Corazón” es una herramienta más, donde cada mes de septiembre nos motiva a sumarnos a un grito colectivo y mundial, el grito por la vida, el grito por la salud, el grito que rompe los malos hábitos alimenticios; como aquellos malos hábitos que con sus garras sigilosas nos arrancan del seno familiar a nuestros familiares, dejando una insondable tristeza. Y todo este efecto por no escuchar el grito de la “Marcha del Corazón”, por no marchar para prevenir.
¿Quieres morir o quieres marchar? Hay marchas para protestar, otras son marchas reactivas, pero la “Marcha del Corazón” es preventiva, es sabia, no es conflictiva, es una marcha que toca las fibras y los tuétanos de cada familia dominicana.
Indiscutiblemente el cardiólogo Samuel Ramos, en ese entonces presidente de la Fundación Dominicana de Obesidad y Prevención Cardiovascular (FUNDO), y hoy el actual presidente Dr. Carlos Brito, junto a su excelente equipo, se han adelantado para evitar las penurias y mermar las muertes innecesarias; gracias a esos doctores visionarios y a todos los que apoyan este proceso educativo, hoy
podemos decir que muchas familias están gozando de salud y de una nueva vida.
La “Marcha del Corazón” nos dice a todo pulmón que si hacemos pequeños cambios en nuestra vida cotidiana, como comer y beber de forma más sana, hacer ejercicio y abandonar el tabaco, reduciríamos las muertes por infarto en el seno de cada familia dominicana.
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