Extinción de Dominios e influencia de E.U. en agenda AL y RD
Por Henry Polanco
Desde el inicio del Consenso de Washington en 1990, las iniciativas políticas en las agendas de reformas legislativas, creación de nuevas leyes, para los países latinoamericanos, ha forma parte de una estrategia de dominio para garantizar los intereses imperiales en la región, y mantener a rayas las influencias de cualquier potencia alternativa o periférica que perturbe los intereses de las transaccionales norteamericanas.
Todas las reformas legislativas y creación de nuevas leyes que se proyectan en nuestro países, alienados al Consenso de Washington, son iniciativas del departamento de Estados Unidos, sólo excluyendo a Venezuela, Cuba y en menor grado Nicaragua. Y es que en el siglo XXI, las relaciones entre EEUU y América Latina muestran cierta continuidad con la era de la presunción hegemónica, pero en su mayor parte son bastante diferentes, tanto en el contenido como en el tono; las recientes declaraciones del embajador interino de Estados Unidos en República Dominicana, casi dándole un mandato al presidente Luis Abinader, demuestra las diferencias entre lo que sé llama soberanía, y lo que es dependencia.
El punto central en las relaciones interamericanas sigue siendo la enorme asimetría de poder. EEUU sigue siendo mucho más importante para cualquier país latinoamericano de lo que cualquier país latinoamericano es para EEUU, casi todos los partidos políticos latinoamericanos están estrechamente ligado a la agenda de Washington, las políticas cruciales para el futuro de la región se establecen rutinariamente fuera de América Latina, y el impacto que producen es por lo general más residual que intencional.
Los países latinoamericanos siguen siendo altamente vulnerables a las tendencias, los acontecimientos y las decisiones exógenas y rara vez ejercen una influencia significativa en asuntos fuera de la región, aunque Brasil, Cuba, Nicaragua y, más recientemente, Venezuela son excepciones importantes. Es difícil exagerar la cantidad de cuestiones que compiten con América Latina por la atención de los principales responsables de formular políticas en EEUU.
No solo las circunstancias especiales de la dificultosa campaña de Iraq, el dilema de Israel y los fantasmas de un Irán o una Corea del Norte nucleares le quitan importancia a la región en los círculos políticos estadounidenses. Es que América Latina rara vez brilla en el centro del radar norteamericano y por eso los llamamientos a los principales funcionarios estadounidenses a que le presten más atención, están condenados a fracasar.
La única esperanza es que, a lo sumo, mejore la calidad y no la cantidad de atención. Por otro lado, EEUU nunca ha sido un actor tan coherente, unitario y racional en sus relaciones con América Latina como a menudo se lo ha concebido, pero la diversidad de posiciones se ha vuelto mucho más marcada en los últimos años, por la influencia de Rusia y China que se han convertido en una realidad para los norteamericanos.
Las políticas norteamericanas que afectan a América Latina y el Caribe están determinadas no solo por las relaciones de poderes internacionales. Las influencia relativa de diversos sectores del aparato gubernamental estadounidense en las relaciones interamericanas ha cambiado mucho desde la década de 1970.
El Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA ya no son las únicas preocupaciones, ni las principales agencias de gobierno relevantes para la región, como lo fueron entre los 50 y los 80.Para muchos países de América Latina, el secretario del Tesoro, el presidente de la Reserva Federal y el encargado del área de Comercio son más importantes que el secretario de Estado.
Los gobernadores de California, Texas y Florida son más significativos para ciertos temas o países como México,y Guatemala, que algunos funcionarios de Washington, como resulta evidente en el debate actual sobre la política migratoria.
Ciertamente, tienen más impacto los jefes de Seguridad Interior y la Agencia Estadounidense Anti-Droga (DEA), los funcionarios del Departamento de Agricultura y los miembros del Poder Judicial Federal, que el secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericano.
A estos responde que el ajedrez sigue siendo cómo aplicar mejor la agenda de Washington sin arriesgar demasiado, pero es un adefesio decir que la orden dada a República Dominicana para crear una ley especial dé Extinción de Dominio, signifique un paso de avancé en el desarrollo de la lucha contra la Corrupción y el Narcotráfico.
Más bien es una determinación para incluir el país entré las naciones latinoamericanas donde más influencia tiene el narcotráfico internacional y la corrupción del sistema impulsada por políticos, falsos positivos. Los siete países de América Latina que han aprobado semejante leyes dé Extinción de Dominio, son los más corruptos y de mayor incidencia del narcotráfico internacional, cómo son Colombia, México, Perú, Guatemala, El Salvador, Bolivia, Argentina, y ahora República Dominicana. Es en estos dónde el narcotráfico internacional ha hecho vida e influencias desde Estados Unidos como mayor mercado dé consumo y lavado.
Así que no lo veo como un paso de avancé, sino, como un peso político para el intercambio extranjero.
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