Cuando la justicia renace
Un sector de la sociedad dominicana se ha encargado de hacernos creer que en la República Dominicana no existe la justicia; pero eso es una falacia, la justicia sí existe, lo que no existe es un grupo de ciudadanos que ejerza sus derechos para demandar enfáticamente el imperio de la ley ante acciones que quiebran los derechos de las personas y el orden institucional en el Estado. ¡Perdón!, dije no existe, debo decir, no existía ese grupo, porque en los últimos años se ha levantado una masa con potestad ciudadana en forma de tornado social, cuestionando con ímpetu, con furia y sed de justicia a los que han hecho sufrir a nuestra nación con acciones cleptómanas.
El mismo pueblo dominicano ha tomado la iniciativa de promover los derechos fundamentales de la justicia; aquellos mismos derechos que promovió el filósofo Inmanuel Kant, cuando enfatizaba que el ser humano debe ser crítico y que no debe someterse a las ideas y normas que destruyen lo obvio y diluyen a la razón. Es obvio que la justicia debe promover la libertad de los individuos, y la equidad social entre los individuos. Esta no ha sido la realidad en el pueblo dominicano, por muchos años han usado al pueblo como escalera para que unos pocos -con desenfrenada ambición-disfruten de los benéficos que genera el Estado; esta falta de equidad ha desencadenado en el pueblo dominicano injusticia, corrupción, impunidad, inseguridad ciudadana, desempleo, abandono del campo; llevando al pueblo, a una descomposición social, acompañada de un sentimiento de falta de esperanza.
Pero gracias a la fe y la resiliencia del pueblo dominicano, el escenario sociopolítico está sufriendo una metamorfosis social, ¡el pueblo despertó!, y los gobiernos, los congresistas y servidores públicos, a partir de hoy deberán tener mucho cuidado en su accionar; el pueblo los está mirando, el pueblo los está juzgando; y sobre todo, el pueblo está dispuesto a promover mecanismos para que la justicia tenga efectos en aquellos que intenten seguir jugando con lo más valioso que posee un pueblo, la dignidad.
La juventud dominicana, junto a otros sectores, ha retomado de forma contestataria las palabras de San Isidoro de Sevilla: «Tu serás rey si eres justo. Si no, no”. Ahora no tenemos reyes, pero hemos tenido dirigentes que se han comportado como reyes, queriendo perpetuarse en el poder para vivir del poder y del sudor del pueblo; pero ya se terminó la ingenuidad que nos inculcaron, usando frases y seudónimos que nos hacían creer que esos líderes eran inmortales. Ahora el pueblo no quiere héroes, el pueblo desea y demanda justicia, una justicia que esté por encima de las personas y de las posiciones.
El pueblo dominicano vive un proceso de restitución, exige que se arregle lo que está dañado y que lo arreglado sea devuelto a quien le pertenece; el pueblo ya entendió que la justicia emana del pueblo y se administra en nombre del poder judicial. El pueblo ya entendió lo que es justicia; en nuestra nación, la justicia ha renacido.
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