Cuidar el Medio Ambiente en República Dominicana: Una Urgencia Nacional

Por José Armando Toribio
Santiago de los Caballeros-Si desde ahora mismo no empezamos a cuidar el medio ambiente y el poco ecosistema que aún nos queda en la República Dominicana, con el paso del tiempo estaremos llorando lágrimas de sangre. Dará mucha pena, que las futuras generaciones heredarán un país mutilado por la negligencia, la ambición desmedida y la falta de voluntad para proteger lo que es, literalmente, la fuente de nuestra vida.
Es imposible observar cómo nuestros ríos con el pasar del tiempo se están secando, nuestras montañas se desnudan de árboles, y nuestras costas se llenan de plásticos y residuos tóxicos. Y mientras esto ocurre ante nuestros ojos, muchos cierran los suyos. Las autoridades miran hacia otro lado, las comunidades pierden la fe y lo más penoso es ver cómo las grandes empresas con respaldo de las autoridades continúan operando con una irresponsabilidad alarmante.
Empresas extractivas, constructoras sin escrúpulos y proyectos que disfrazan de «desarrollo» lo que en realidad es destrucción, han venido a devastar nuestras áreas protegidas, nuestros parques nacionales y nuestras reservas naturales. Lo hacen con maquinaria pesada, pero también con la maquinaria más peligrosa de todas: la permisividad y el silencio cómplice.
No se trata solo de árboles o animales; se trata de nuestra supervivencia. Un ecosistema destruido implica menos agua, menos alimentos, más enfermedades, más pobreza. Y todo esto en nombre de un crecimiento económico que no es sostenible, ni justo, ni equitativo.
La pregunta no es si debemos actuar. Es cuándo, y la respuesta es ahora. Debemos exigir leyes más estrictas, hacerlas cumplir con firmeza y fortalecer la educación ambiental desde las escuelas. También debemos promover alternativas de desarrollo sostenible que respeten los límites de la naturaleza y los derechos de las comunidades.
El tiempo para lamentarnos aún no ha llegado, pero si seguimos por este camino, llegará más pronto de lo que imaginamos.
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