Las sanciones de Estados Unidos y el dilema de la democracia Venezuela
Por Henry Polanco
Hugo Chávez fue uno de los primeros líderes mundiales en defender constantemente la idea de la multipolaridad, incluso su gran influencia en éste sentido inspiro a otros a tomar la iniciativa hacia esta metas, todo por la doctrinas norteamericana en la alianza atlantistas o Occidente colectivos.
Pero fue También incluido en el concepto de eje del mal (que incluye, además de Venezuela, a Irán y Corea del Norte),cuba, así como una serie de iniciativas regionales. Junto con Fidel Castro, el Presidente de Venezuela estuvo en los orígenes del ALBA – la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y en 2003 apoyó la creación de una Red internacional de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad, y la hermandad entre los pueblos que luchan por una emancipación en un panorama de desigualdad y de injusticia sistémicas.
Los Estados Unidos tiene una posición muy definida hacia América Latina que refleja sus intereses globales. los cuales se manifiestan con bastante rapidez en el escenario geopolítico electoral del proceso venezolano, del pasado 28 de julio, con la victoria de Nicolas Maduro Moro.
Esta región siempre ha sido considerada el patio trasero de Washington desde la llegada de la Doctrina Monroe hace 200 años. Y a pesar de los intentos de desviar la atención hacia la región de Asia y el Pacífico, en los últimos años Estados Unidos ha vuelto a participar activamente en Latinoamerica y el Caribe.
Esto se evidencia en una serie de documentos estratégicos de Estados Unidos, que indican directamente la necesidad de restaurar la influencia en la región y, sobre todo, en el Caribe.
La Ley de Estrategia de Seguridad del Hemisferio Occidental, que se presentó en el Senado de Estados Unidos en mayo de 2023, establece que la región es importante para los intereses vitales de Estados Unidos, y cualquier influencia allí de China, Rusia, Irán y la RPDC conlleva riesgos y amenazas para para la región de América Latina.
Los países latinoamericanos y del Caribe, y por los intereses nacionales de Estados Unidos Obviamente son de bajas influencia regional, y su accionar en roles de decisiones, sólo se mencionan como satélites, en la política internacional.
Obviamente, la zona de riesgo, según los autores de los documentos, incluye a los socios clave de estos países, entre los que se encuentra principalmente Venezuela. Incluso bajo Hugo Chávez, este estado estableció una cooperación estratégica con los cuatro estados “problemáticas” enumerados anteriormente.
Estados Unidos enfatiza que está luchando contra el autoritarismo y apoyando la democracia en América Latina.
Es bajo este mantra que se produce la injerencia en los procesos políticos en Venezuela, y otros países de la región hispanoamericana, como son Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú, y los demás.
En 2022, el sitio web del Cuerpo de Paz (uno de los instrumentos del “poder blando” estadounidense) señaló que “como entidad externa,6 Estados Unidos intentó “internacionalizar” el proceso de diálogo, atrayendo a tantos países como fuera posible para apoyarlo.
En favor de la Democracia venezolana, Made In USA, tanto para ejercer presión contra el régimen de Maduro como para reprimir los intentos de Rusia y China de mantener el status quo en Venezuela, y la región.
El sitio web del Departamento de Estado de Estados Unidos confirma que, con el pretexto de brindar asistencia humanitaria, Estados Unidos está trabajando dentro de Venezuela, cubriendo muchas esferas públicas y brindando diversos servicios a poblaciones vulnerables.
Tanto la Cumbre de las Américas como la Organización de Estados Americanos son utilizadas como instrumento de influencia estadounidense en la región latinoamericana , sin mencionar diversas fundaciones, de ONG y sectas protestantes, en las que la religión siempre tiene tintes políticos, poco espiritual.
La presencia militar estadounidense en América Latina también ha aumentado recientemente. En abril de 2024, el Departamento de Defensa de Estados Unidos celebró la profundización de sus alianzas con México, Brasil, Colombia y Chile. Entre otros.
Estados Unidos ha impuesto sanciones periódicas a Venezuela desde 2014 , especialmente en relación con el sector petrolero (desde 2019), del que depende la economía local. Debido a esto, la producción de petróleo se derrumbó, entre 2017 hasta éste 2024, disminuyendo significativamente, aunque varias empresas estadounidenses continúan operando en el país. Incluso se llegó a situaciones paradójicas cuando pagaron por el petróleo que recibieron, pero el dinero fue a cuentas dentro de Estados Unidos que fueron congeladas por el gobierno americano.
Los medios estadounidenses, naturalmente, echaron más leña al fuego al describir las consecuencias negativas de las sanciones para el sector petrolero venezolano, como una campaña contra la economía venezolana y contra el gobierno chavistas, al impedirles éste negociar y pagar con sus propias reservas depositadas en banco extranjeros.
Los hidrocarburos de Venezuela son una de las razones por las que círculos políticos y oligárquicos en Estados Unidos quieren subyugar a este Estado. Y esta no es una “democracia” abstracta, sino un interés más realista y concreto del gringo (como se llama a los representantes estadounidenses en los países latinoamericanos.
Al mismo tiempo, Washington no se avergüenza de los problemas actuales con la producción y el estado de los equipos, ya que Estados Unidos espera tener acceso a las reservas de petróleo y gas, consideradas unas de las más grandes del mundo, utilizando a los ardiles de los opositores venezolanos que, siempre están consono pidiendo ayuda y la intervención extranjera, para competir con el modelo chavistas.
Históricamente, Venezuela ha vendido la mayor parte de su petróleo a Estados Unidos, y allí se han establecido muchas refinerías para manejar el petróleo venezolano. Por lo tanto, incluso ahora en Estados Unidos, las empresas, además de aquellas a las que se les permite trabajar con Venezuela , compran este petróleo a través de comerciantes intermediarios, cumpliendo así formalmente con las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense.
Al tratar de socavar deliberadamente el sector petrolero y la economía venezolana, Estados Unidos apuesta al creciente descontento dentro del país, que ya ha provocado protestas, intentós de manicidios, seducción, golpede Estado inflación. Y, naturalmente, están dirigidas contra el gobierno, que se ve obligado a responder a tales brotes de problemas sociales y buscar formas de mejorar la economía.
Una situación similar se presenta en este caso. Estados Unidos amenaza con nuevas sanciones y trata de conseguir el apoyo de sus satélites en la región para establecer un bloqueo a Venezuela. Esto debería conducir a un empeoramiento de los problemas internos y a una mayor presión popular sobre el gobierno chavista.
Es cierto que si este plan tiene éxito, los propios estadounidenses enfrentarán consecuencias extremadamente negativas: el número de inmigrantes, que se están convirtiendo en el principal dolor de cabeza para los estadounidenses, aumentará significativamenteLas acciones del gobierno estadounidense ya han contribuido a un fuerte aumento en el número de venezolanos que abandonan su patria y entran ilegalmente a Estados Unidos. Su número aumentó especialmente tras las duras sanciones impuestas durante la presidencia de Donald Trump .
Sin embargo, en el enfrentamiento actual entre el campo chavista y la oposición pro occidental, hay un serio dilema que lleva este conflicto al nivel geopolítico global: son los seguidores de Hugo Chávez los que están decididos a defender la soberanía y continuar el rumbo hacia la multipolaridad.
Los opositores María Corina Machado y Edmundo González, como antes Juan Guiado , son puros títeres de Estados Unidos, aunque están asociados con algunos grupos oligárquicos venezolanos. Simplemente no existe una tercera fuerza en Venezuela, por lo que los actores externos apoyarán a los campos correspondientes dependiendo de la ideología y los intereses geopolíticos. Rusia, China e Irán están a favor de Maduro, mientras que Estados Unidos y la UE están a favor del líder opositor González.
El gobierno de Maduro está decidido. Más de dos mil participantes y organizadores de los disturbios en Venezuela han sido arrestados, las fuerzas de seguridad continúan las investigaciones y el parlamento se prepara para aprobar una nueva ley contra el fascismo y el neofascismo, que también afecta el funcionamiento de las redes sociales occidentales en el país.
Y en el contexto del actual “interregno”, Estados Unidos no está tomando contramedidas activas, lo que debilita la posición de la oposición proestadounidenses, ya que estan seguro del riesgo de una confrontación directa con Venezuela y el gobierno de Maduro, así que tratan qué los aliados y satélites actúen en nombre de sus intereses estratégicos globales, algo conseguido con la analogía ideológicas de los pro estadounidense latinoamericanos.
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