Fiscalía de Santiago impuso sanción contra Ramón Antonio Muñoz Guzmán, agresor del Periodista Hilario Ramírez
Santiago, R.D.- La Fiscalía de esta ciudad en un proceso de conciliación entre el periodista Hilario Ramírez y el acusado logro imponer orden de alejamiento e indemnización en favor del periodista.
El hecho donde el periodista Hilario Ramírez fue agredido en la cabeza, ocurrió en la zona de Sur de Santiago y fue conocido en la fiscalía el miércoles 26 de junio. Los imputados son, Ramón Antonio Muñoz Guzmán y su hermana Ramona Esperanza Muñoz Guzmán.
Ramona Esperanza Muñoz Guzmán, heraman del agresor se involucró en la situación , tras visitar a la madre del periodista, para entregar la encomienda amenazas de su hermano, advirtiendo arremetería «ya pasado a mayores y dispuesto a purgar 30 años de cárcel».
La fiscal Iris Sánchez en un proceso de conciliación entre la víctima y victimario por violencia y amenazas al periodista, único denunciante logró conciliara entre las partes a la vez que estableció algunas sanciones.
Sobre los hechos.
El domingo 16 de junio 2024, el periodista Hilario Ramírez luego de encontrar un celular en medio de la vía, fue alertado de un abuso físico contra una jovencita haitiana, quien con cinco meses de embarazo (18,4 semanas según sonografía), era acusada con rasguños tortura, de sustraer un celular.
El periodista tras advertir al iracundo, haber encontrado el celular que él reclamaba a una extranjera del país vecino, el violento en lugar de agradecer el honrado gesto en entregar el móvil extraviado, golpeó con una puerta de hierro al comunicador que terminó vestido de sangre.
El abusador también destruyó el teléfono de otra ciudadana de la misma nacionalidad, jovencita igual que la otra y ambas al no saber hablar español, él desesperado quería respuesta en ese idioma y no en creol.
Este miércoles 26 del mes en curso, la fiscal a cargo del caso ventilado en un Juzgado de Paz de Fiscalía de Santiago dejó sentado precedente en cambiar la mentalidad de ciudadanos con poca inteligencia emocional para manejar crisis, quienes convierten en problemas la oportunidad de establecer diálogo de convivencia con sus vecinos.
La magistrada estableció sentencia de distanciamiento entre las partes, quedando comprometidos bajo firmas, no comentar del tema entre vecinos, respetarse evitando provocaciones verbales.
El torturador con predisposición racista contra los haitianos se molestó con el periodista por haber interrumpido ese desahogo lapidario de xenofobia, ya que insistía en afirmar que esa embarazada poseía el teléfono y no el periodista que decía «se lo entrego ahora».
Instintos criminales evidenciado en violencia sinsentido
Fin de semana, domingo 16 de junio 2024 en proximidad al mediodía, Hilario Ramirez sale de su vivienda a la doble misión de pedir la bendición de su madre y a un involuntario afán de trasladar un inodoro obtenido por un hermano.
Para conseguir transportarlo a la vivienda, hubo la imperiosa necesidad de visitar al vecino Felipe, para solicitarle prestara su carretilla durante 5 minutos.
En un espacio recorrido desde el hogar hacia la calle principal, Hilario pudo percatarse que 10 metros antes de la intercesión, se encontraba boca abajo un celular, dedujo en esa sorpresiva observación, de que alguien iba tan apresurado para no sentir se le calló su teléfono.
Su pensamiento solidario dijo en su voz interior:
» Dios déjame quitarlo del medio del tránsito para protegerlo de una embestida de neumáticos».
Su afán con la oportunidad de aprovechar el inodoro, lo enfocó en esa prioridad y colocó el móvil en un espacio transeúnte de su vivienda, con el propósito de cumplir con la sagrada enseñanza de Valentin su padre, quien siempre a sus hijos sermoniaba: «cuando ustedes encuentren algo de valor en la vía, traigan y lo devolveré a su dueño.
Saqué de mis preocupaciones dicho celular, para procurar salcochar algo que hiciera el papel de almuerzo.
Precisamente cuando estuve fregando los utensilios de la cocina, me llamaron unas extranjeras para alertarme que alguien en ese momento cometía abusos físico contra una de ellas a quien acusaba de robarse un celular.
¿Salí raudo y pregunté a la hija de la esposa del violento, de quién es el celular?
Ella contestó «mío»
Por lo que le manifesté «pues dile a él que deje a esa mujer tranquila, que soy quien tiene el teléfono encontrado en medio de la calle.
El iracundo apodado (cholo), a sabiendas de que propinaba daños físico a una embarazada, no tuvo juicio para distinguir entre los valores humanos y dar importancia a un dispositivo electrónico.
¡La confesa dueña del teléfono gritó “papi, baja de ahí que el teléfono lo tiene Hilario!
La hermana estaba prejuiciada bajo un efecto emocional obnubilado, debido a que volví a decirle a ella, «dile que baje de ahí porque tengo el teléfono».
Ella (Ramona Muñoz de Barriento), respondió «no Hilario, ella lo tiene».
La muchacha hija de la esposa del agresor, lo convenció a bajar.
Desde que lo vi bajar y yo todo el tiempo dentro de mi galería, sugerí a su hermana «rubia ven a buscar el celular».
Pero al parecer intimidada por su hermano, no se movió porque lo vio entrar a mi galería por demás sin mi permiso.
Hizo gesto amenazante de golpearme, con la frase «entrégame ahí mismo el celular».
Le contesté que debía esperar a que yo entrara a buscarlo.
Así lo hice en 30 segundos y como yo esos segundos antes, ya pude observar sus instintos salvajes, me resguardé detrás de la puerta de hierro que permite el acceso a un callejón de 12 pulgadas de ancho.
Por la ranura del petillo, pasé el teléfono, él lo trepó con una mano y con la otra forcejeó como una fiera procurando entrarme a golpes, Dios me dio una fuerza extraordinaria para impedir que abriera, fue cuando entonces él pateó la puerta de hierro que con el impacto partió la parte superior al ojo izquierdo de mi frente craneal.
Él, al notar que bajaba un caudal de sangre por mi cara, se marchó con el teléfono, yo herido y sin idea qué hacer para detener el sangrado, me llamaba un extranjero preguntando quién pagará el celular de una amiga suya, destruido por el violento a quien además le destruyó su documento migratorio.
No le respondí porque yo me sentía embargado por el gran manchado de sangre en los alrededores de mi hogar, motivando a mi dedicado lanzamiento de agua en las huellas ensangrentada.
Desde que mi sabio juicio permitió que me pusiera en contacto con personalidades a quienes pedí auxiliarme, simultáneamente me coloqué un producto coagulante a fin de detener el sangrado.
Tras llegar al sector Las Flores un profesional amigo, me alisté para buscar solución a mi herida.
Tan pronto salí al frente de mi casa, desde el final de la calle vociferaban los niños con edad entre 9 y 11 años: «papi ya salió » y así lo repitieron a dúo tres veces.
Con su insistente anuncio, familiares y amigos de la esposa del agresor, se movieron rápido hacia la calle principal, dejaron pintada la misma imagen de aquellos tiempos salvaje cuando alguien prejuiciado emitía con sus manos criminales su sentencia lapidaria contra otra persona.
Pues el agresor estuvo esperando por mi paso obligado, en la puerta de la banca de lotería contigua al colmado que antes era conocido como Mi bandera.
Gracias a que mi auxiliador profesional y yo nos mantuvimos coordinando vía telefónica sobre la ubicación mía, me salvé de que no se ejecutara la tramada emboscada de Ramón Muñoz (cholo).
Al verlo en la banca, tuve la suerte de que mi solidario amigo ya estaba al final de la calle, quien me dijo «ya yo estoy al fondo y no sé dónde te encuentras»
Por lo que le di la espalda al violento, respondí a mi soporte quien conducía su vehículo, ¡ya lo vi! Dije.
Nos movimos al mismo tiempo y subí al asiento delantero, todos quedaron apostados con su fracasado espectáculo abusivo.
Tan pronto mi amigo llegó al frente de la banca en la parte alta del sector Las Flores, le advertí «ese individuo ahí parado, fue quien me agredió».
Cuando salimos de Las Flores casi en el cuartel Marilopez, sugerí a mi soporte que no se detuviera en el Destacamento, porque allí recomendarían llegar a Fiscalía.
Atendió a mi sugerencia y continuó hacia la Dirección Central de la PN, Dpto. Fiscalía.
La procuradora fiscal reconoció la presencia de Hilario, lo llamó y le brindó atenciones resolutiva.
Dios iluminó a todos los fiscalizadores para que se percataran en saber lo conocido es quien buscaba el pan de la justicia.
Hilario le comentó a cada miembro del Ministerio público, su incomprensible interpretación de una conducta irracional en una persona que en vez de expresar gratitud por la cristiana actitud de quien anuncia tener el celular, lo arremete con instintos homicida.
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