Sustancias químicas mensajeras.
Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
Las feromonas son sustancias químicas que producen los seres vivos con el objetivo de influir en el comportamiento de otro miembro de la misma especie.
La comunicación entre seres humanos se lleva a cabo fundamentalmente a través de medios audiovisuales (oído y vista). Sin embargo, la comunicación que predomina a nivel general en los seres vivos se realiza mediante el intercambio de sustancias químicas. Los detectores de esas sustancias químicas dependen del tamaño y naturaleza del ser vivo.
Mediante la comunicación un ser vivo ejerce influencia sobre otro. Así, una perra en estado reproductivo libera sustancias químicas con olores que enloquecen a todos los perros que le rodean. Es su forma de comunicar que está preparada para dar continuidad a su especie. La abeja reina emplea feromonas para controlar las obreras, y en el vuelo nupcial, para atraer a los machos. Las hormigas las utilizan para reconocer el camino y el territorio donde habitan, y como medio de alertar a las demás de algún peligro.
No cabe duda que, el mayor interés por este tipo de sustancias proviene de los beneficios que a todos los niveles ha generado la manipulación de las feromonas sexuales. Quien suscribe ha tenido la oportunidad de utilizar un método de control de plagas mediante el engaño que supone disponer de hormonas femeninas en una trampa pegajosa para eliminar los machos de una población de insectos voladores.
Se han realizado estudios para la identificación de feromonas humanas. Más de una industria del perfume y de desodorantes sugieren que utilizando sus productos es posible atraer al sexo opuesto. Estas industrias fundamentan sus intenciones en la formulación de productos cuya composición química incluye feromonas.
Se reitera que la atracción entre seres humanos se puede iniciar por la vista o por el oído. No obstante, cuando las dos personas atraídas por la vista se acercan, los olores que perciban el uno del otro pueden provocar el aumento de la atracción, o bien, el rechazo. Un olor agradable atrae, y el desagradable provoca alejamiento. Al final, también los seres humanos quedan atados o separados por los olores. Convirtiendo así al olfato, o mejor; al órgano vomeronasal (OVN), en el órgano sensorial químico que influirá en la toma de decisión de permanecer o alejarse de la otra persona.
Los olores permiten al recién nacido reconocer a su madre. La mujer y el hombre pueden reconocer a su pareja por el olor. La ciencia química nos ayuda a poner más atención en todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos. Es importante el olor si se quiere mantener buena comunicación integral con la pareja. Las sustancias químicas olorosas transmiten mensajes sin necesidad de abrir la boca.
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