Expresidente del Colegio Médico y profesor de la UASD, Santiago Castro narra como fue apresado por la policía.
De modo cierto como ha informado el colega Aquiles Castro al mediodía de ayer fuimos interceptado en la Avenida Independencia por una patrulla de la Policía Nacional, que nos informó tenían orden de arresto contra nosotros porque en su nuevo sistema de computadora mi persona le daba “rojo”, no nos ofrecieron más detalles. Previamente el 16 de mayo otra patrulla se presentó a mi domicilio con el mismo argumento, pero en esa ocasión me dijeron tenía que ir al Palacio de Justicia a la oficina 108, donde me reporté llevando un certificado de no delincuencia, allí me dijeron que no tenían nada contra nuestra persona.
En el día de ayer aunque presente el certificado de no delincuencia, ellos no lo tomaron en cuenta y procedieron a encerrarme en el destacamento de San Carlos, hasta el lunes, porque los fiscales no trabajan los fines de semana. Me comunique con el director de la Escuela Teodoro Viola, quien buscó la colaboración del presidente de FAPROUASD profesor Efraín Javier, este contactó al amigo Dionisio Rodríguez Restituyo, diputado del Frente Amplio, se presentaron al destacamento y tras una ardua discusión, Rodríguez se comunicó con el ministro de Interior y Policía quien ordenó me liberaran. Debo ir mañana al destacamento con Rodríguez Restituyo, porque el expediente está abierto.
En realidad, no tengo la más mínima idea de que me puede acusar la policía, tengo una carta de no delincuencia de la procuraduría.
En el pasado durante los doce años del balaguerato, fui apresado el 4 de abril de 1972 cuando la policía ocupó y ametralló la universidad, en mi condición de dirigente del grupo estudiantil Fragua y delegado ante el Consejo Universitario fui retenido en prisión por dos semanas en la odiosa mazmorra de Vietnam en el Palacio de la Policía. Pese a estar prisionero en violación a mis derechos, no pudieron instrumentarme ningún expediente. No obstante, nos ficharon.
El cancerbero Caonabo Reinoso nos dijo esas fichas nunca se quitan, es lo único que he tenido pendiente con la policía. El año pasado publiqué un artículo cuestionando que la policía le puso el nombre a uno de sus destacamento de un reconocido asesino de estudiantes.
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