El cloro y el amoníaco son gases.
Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
Un gas es un tipo de material (sustancia) que se caracteriza porque no tiene forma. Muchos gases ni siquiera tienen olor. Cuando los gases están atrapados adoptan la forma del recipiente que los contiene. Así, un desodorante que se aplique en aerosol se comportará como un gas; tendrá la misma forma y ocupará totalmente el interior del frasco. Muchos gases tampoco tienen color. Por tal razón son invisibles. Ejemplos de gases son el oxígeno (O2) y el nitrógeno (N2) que forman parte del aire aspiramos, y también, el dióxido de carbono (CO2) que expulsamos por la boca cuando respiramos.
¿Si el cloro y el amoníaco son gases por qué nos lo venden líquidos en botella?
En la realidad el cloro es un gas de color verdoso, irritante y venenoso. Mediante reacciones químicas el cloro gaseoso se trasforma en un óxido. Los óxidos de cloro reaccionan con agua y se convierten en ácidos, y los ácidos son convertidos en sales mediante una reacción de neutralización. Las sales que contienen una especie química que se conoce como ion clorito (ClO–) son más estables y seguras de manipular. Estas sales son disueltas en agua y las soluciones que resultan se comercializan en galones y botellas de diferentes tamaños como cloro.
En pocas palabras los envases líquidos que nos venden contienen esencialmente soluciones de hipoclorito de sodio (HClO). El agua purísima es una marca comercial que contiene una solución con alta concentración (mucha cantidad) de hipoclorito de sodio. Ésta se utiliza para desinfectar frutas, verduras y el agua para consumo humano.
Utilizando reacciones químicas, el trihidruro de nitrógeno (NH3), más conocido como gas amoníaco reacciona con el agua y se transforma en el compuesto NH4OH (Hidróxido de amonio). Por tanto, el amoníaco que nos venden como un líquido corresponde a una solución diluida de hidróxido de amonio.
Como es conocido, las soluciones de hipoclorito de sodio (cloro comercial) y de hidróxido de amonio (amoníaco comercial) son utilizadas principalmente en procesos de limpieza y desinfección en el hogar. Dada las propiedades que tienen estas sustancias que son capaces de irritar y dañar el sistema respiratorio es conveniente que cuando se utilicen nos aseguremos que los espacios a limpiar estén debidamente ventilados.
Además, hay que dejar la costumbre de estar mezclando diferentes productos comerciales que se utilizan con iguales propósitos. Cuando se mezclan diferentes productos de limpieza se altera el efecto químico que se espera. Y hasta podría ser dañino a la salud ya que muchos han podido comprobar cómo al mezclar diferentes productos se desprenden vapores irritantes cuya toxicidad usted desconoce. Recuérdese que el desprendimiento de gases, vapores, luz, cambio de color…son evidencias de que cuando se juntan sustancias ha ocurrido una reacción química.
En síntesis, el cloro y el amoníaco comerciales son gases transformados en soluciones más manejables y seguras para beneficio de las personas. Seguir las instrucciones de seguridad en el manejo de cualquier producto comercial es una muestra de madurez. Protejamos a los más pequeños de todas las sustancias que pudieran ser peligrosas para ellos colocando los productos de peligro en lugares que no puedan alcanzar con facilidad.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te dan los conocimientos básicos de la Química!
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