EL JESÚS QUE ME SEDUCE
Por José L. Tavárez H.
En el marco de la Semana Santa, donde se conmemora la muerte y pasión de Cristo, les comparto algunas reflexiones en torno a la persona de Jesús, muy particularmente de los valores y actitudes que asumió en su vida pública. En estas puntualizaciones hago abstracción de la naturaleza divina del personaje y del impacto histórico que han tenido sus enseñanzas:
- Perspectiva sobre el amor y la solidaridad: El amor constituye el valor supremo en las enseñanzas de Jesús: “Amar a Dios sobre todas las cosas y tu prójimo como a ti mismo”. Imaginemos por un momento que toda la humanidad guía sus pasos por estos valores. A nivel general podemos decir que tendríamos un mundo sin guerras ni muertes violentas; una sociedad sin los niveles afrentosos de hambre y miseria generados por la falta de solidaridad; un planeta más amigable en su interacción con la gente. A nivel micro, con el amor como guía práctica, habría más parejas felices, hijos realizados y ciudadanos plenos de satisfacción.
Ninguna otra doctrina, filosofía o ideología, que yo conozca, supera el alcance del pensamiento cristiano en cuanto a procurar el bienestar de las personas. En adición, es pertinente resaltar que Jesús no se quedó en consideraciones abstractas, su vida está llena de actos de amor y prácticas solidarias, los ejemplos sobran: las bienaventuranzas, el buen samaritano, la mujer pecadora, etc.
- Preferencia por la vida sencilla y los pobres: A parte de su origen humilde y las precariedades que rodearon su venida al mundo, Jesús inicia su ministerio rodeado de pescadores y hombres sencillos del pueblo. Su estilo de vida no es para nada ostentoso, tomando un camino distinto a la tradición del liderazgo judío: “Si alguno quiere ser primero, será el último de todos y servirá a todos”. Es una lástima que una buena parte del liderazgo religioso actual haya obviado esta perspectiva, asumiendo prácticas que se alejan del servicio a los demás y de las necesidades de la gente para medrar a costa de la fe.
En esa visión reduccionista y utilitarista de la fe los ejemplos están a la vista: pastores convertidos en potentados en base al chantaje espiritual que exige aportes compulsivos; una iglesia universal cada vez más desconectada de la gente, que agota su existencia administrando sacramentos para ganar el cielo, porque lo único bien aprendido del discurso de Jesús fue: “Mi reino no es de este mundo”, con excepción de las alianzas con los gobiernos para ciertos beneficios terrenales e impulsar agendas de los sectores más conservadores.
- Valor y generosidad: Jesús sabía desde el principio que su misión implicaba riesgos, sus ideas desafiaban el status quo de la época, por lo que tanto el liderazgo judío como el poder romano veían con desconfianza estas enseñanzas que postulaban un reino alternativo, y que iba concitando adhesiones entre los más pobres. El valor y la firmeza de sus planteamientos le atrajo la muerte, pero a la vez le constituyó en un paradigma e inspiración para los miles de millones que hoy lo siguen. Su generosidad está fuera de toda duda, entregó incluso su propia vida, y hasta el fondo común de los apóstoles lo administraba otro del grupo.
Estas son algunas de las ideas, valores y actitudes que siempre me han atraído de Jesús, cuya memoria honramos en Semana Santa. Que su ejemplo de amor, solidaridad, sencillez, valor y generosidad ilumine al liderazgo mundial, a las iglesias y a cada uno de nosotros.
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