Juan Pablo Duarte, ejemplo a emular
Por Alexis Rodríguez
Juan Pablo Duarte, el ideólogo de la independencia de la República Dominicana, nació el 26 de enero de 1813 en Santo Domingo. Sus dimensiones humanas lo hacen trascender como el verdadero Padre de la Patria Dominicana; ejemplo de liderazgo, abnegación, desprendimiento y firme convicción de sus ideales libertarios.
Sus ideas patrióticas las reveló con firmes palabras y éstas al ser escuchadas llamó la atención de «los trinitarios» quienes atraídos se unieron a la causa.
Definió la política como la ciencia más pura y la más digna de ocupar las inteligencias nobles. Demostró que vivía para servir y no para servirse del poder; luego de empeñar todas sus pertenencias materiales a favor de la causa independentista, murió pobre el 15 de julio de 1876, en Caracas Venezuela.
Sus convicciones por amor a la patria eran tan firmes que llegó a expresar: Nuestra Patria será libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla. Además, dijo: Vivir sin patria es vivir sin honor.
Su fe en Dios, su brújula para perseguir sus ideales, le ayudó a recibir su mayor recompensa, pues expresó: «Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante».
Constitucionalista a carta cabal, abogaba para que La Nación contara con leyes sabias y justas para conservar y proteger las libertades, la propiedad y demás derechos de todos los ciudadanos.
Con tan solo 25 años de edad, el 16 de julio de 1838, cimentó el juramento trinitario en nombre de la Santísima, Agustísima e Indivisible Trinidad de Dios, comprometiéndose hasta los tuétanos para lograr una república libre, soberana e independiente, y ser reconocidos por las palabras: Dios, Patria y Libertad; logrando proclamar nuestra independencia el 27 de febrero de 1844, cuando apenas tenía 31 años de edad.
Hoy, hace tanta falta que cada dominicano emulemos al patricio, para enarbolar orgullosamente lo que tanto costó. Es necesario y urgente que nos volvamos a Dios, sus valores y principios, piedra angular, sobre el cual se cimentó nuestra nación. Como dijo Duarte: «Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.»
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