PEDRO CASTILLO EL ÁGUILA DE IZQUIERDA QUE CAYÓ AL PANTANO
EL gran ascenso del profesor chotano al poder se dio, no como el surgimiento de un rayo en el cielo repentinamente, sino, gracias por un lado, a la acumulación de ganancias multitudinarias por parte de un pequeño grupo de poder económico, y por otro, de salarios miserables y de una profundización del colapso del régimen de explotación capitalista del siglo Perú, que con el (43%) de desnutrición infantil, cerca de la mitad de la población en estado de pobreza, grandes desigualdades sociales, desempleo, entre otros.
A lo que se agrega lo exacerbado por la pandemia, produciendo una gran convulsión social de masas, desde la llegada de Kuzinsky en el 2017, aquel que emcabezo el el desaparecido y Cartel de Lima.
Agricultores, obreros rurales mineros, de limpieza pública, entre otros, estudiantes contra las leyes de explotación juvenil, comunidades campesinas contra el poder minero contaminante, mujeres contra el feminicidio, y la impresionante huelga magisterial del 2017, fueron algunas de las luchas que caracterizaron los años anteriores a la aparición de Castillo en el escenario político nacional.
Esto es lo que explica que, a pesar de solo plantearse la posibilidad de poner una bancada congresal, Castillo y Perú Libre (PL), terminaron ganando las elecciones presidenciales del 2021.
Desde entonces habían sido cuatro intentos de la derecha para sacarlo de la presidencia antes que Castillo decidiera dar un golpe contra el Congreso, intentando cerrarlo en una decisión inconstitucional que fracasó.
El maestro rural y sindicalista Pedro Castillo ha tenido una presidencia convulsionada. Desde un inicio enfrentó los intentos de la derecha parlamentaria, bloque en el cual ha predominado la ultraderecha, para destituirlo.
Pero también se debilitó por el abandono de las propuestas de cambio que despertaron muchas esperanzas, las serias falencias de su gestión, reiteradas muestras de inoperancia, cuestionados nombramientos y escándalos de corrupción.
Castillo ganó sorpresivamente las elecciones de 2021. En unas elecciones atomizadas pasó a la segunda vuelta con 19 por ciento de los votos y en el balotaje derrotó ajustadamente a Keiko Fujimori.
Hasta ese momento era un personaje ajeno a la clase política, que se había hecho conocido por encabezar una larga huelga magisterial en 2017.
De origen campesino y andino, la mayoría de los sectores históricamente excluidos se identificaron con él, lo veían como uno de los suyos llegando por primera vez a la presidencia.
Ganó las elecciones con un discurso de cambio del modelo económico neoliberal y reivindicación de esos sectores marginados. Y con la promesa de convocar una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución neoliberal heredada de la dictadura fujimorista.
Esas promesas no se cumplieron. Castillo mantuvo el discurso de cambio, pero no aplicó medidas de gobierno para llevarlas a la práctica.
Y la Asamblea Constituyente no pudo despegar por la oposición del Congreso controlado por la derecha.
Desde la segunda vuelta electoral, la derecha puso a Castillo a la defensiva tildándolo de comunista, “terruco”, entre otros epítetos que Castillo negaba.
Una vez en el gobierno, después de que el neofascismo denunciara fraude y López Aliaga llamara a matar al propio Castillo, éste siguió a la defensiva, rompió con Perú Libre (PL), y organizó una estructura política precaria y oportunista, que se la misma que terminó denunciándolo de corrupto.
A la par que se deshacía del tufo marxistoide de Perú Libre , pero en la línea de Vladimir Cerrón y el ex premier Aníbal Torres, pactaban en las alturas con la oposición centroderechista repartiéndose el poder estatal varios ministerios, y dando marcha atrás en las promesas de campaña como disolución del Tribunal Constitucional, aumento de presupuesto para salud y educación, nacionalizaciones de Camisea, Minas, convocatoria de Asamblea Constituyente, entre otros.
A medio año de gobierno, la centroizquierda dirigida por Verónica Mendoza, “rompió” con Castillo, a pesar de que uno de sus cuadros más importantes como Pedro Francke fue jefe del superministerio MEF (y negó cualquier aumento de salarios y más por el contrario, confirmó el endeudamiento de Perú con el FMI por $5,000 millones que habían decretado, anteriormente, Vizcarra y Sagasti).
Fue esta misma centroizquierda que hizo firmar a Castillo la “hoja de ruta” (actas ciudadanas y con la Iglesia), comprometiéndolo a respetar el statu quo de opresión e influencia imperialista.
Otra muestra escandalosa del fracaso del centroizquierdismo es la declaración de la ex premier Mirtha Vásquez sobre la contaminación de Repsol al decir, “les vamos a regalar canastas a los pobladores”.
La marcha atrás de Castillo en las promesas de campaña produjo la desmoralización de las masas que lo auparon al poder político (a esto hay que sumar la impotencia para realizar compra, como por ejemplo los fertilizantes.
Esto se vio confirmado en la débil convocatoria de líderes y aparatos del reformismo de izquierda a la Toma de Lima en “defensa de la democracia y la gobernabilidad” que no logró aglutinar a más de 10,000 personas.
Este método burocrático es una contradicción con el método de acción directa del bloqueo de carreteras que durante años han venido ejerciendo los trabajadores en sus provincias y que fueran la base social que llevó al poder a Castillo.
A la vez, toda la campaña de agitación de la ultraderecha había desarrollado una base de unos cuantos miles en Lima.
Pero no sólo la de la Ultra Derecha voto contra el presidente, hoy expresidente, sino, un variopinto grupo de congresistas que hasta horas antes hablaban en nombre del pueblo.
En nombre de la “democracia”, la congresista centroizquierdista Sigrid Bazán, votó a favor de la vacancia de Castillo. Cinco de Perú Libre, tres del Bloque Magisterial (base de Castillo), tres de Juntos por el Perú, uno de Perú Democrático (la bancada del congresista Guillermo Bermejo), también votaron por el golpe de Estado contra Castillo.
De esta forma, fueron 101 congresistas (de 132), los que votaron por la destitución del profesor chota, que ahora está detenido por supuesta sedición, y un cuento inventado por el mismo modo de conspiraciones que se formulan en la Derecha y termina en la izquierda, esto demuestra como el pantano abarca no sólo la Derecha fascista, también la izquierda oportunista que ahora tendra que levantarse de nuevo y buscar otro liderazgo emancipador.
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