La mayoría de los dominicanos creemos que el desarrollo consiste solo en la construcción de autopistas, en adornar las principales calles de la capital o de otras ciudades principales. De hecho, algunos promueven que antes de la pandemia la pobreza se estaba reduciendo y que muchos encontraron oportunidades al llegar a la ciudad de Santo Domingo. Esas “oportunidades” han tenido un precio muy alto y doloroso, porque los que llegaron se convirtieron en números invisibles, en fichas, en ciudadanos codificados, dejaron de ser personas, se convirtieron en cosas, perdieron su nombre y su apodo.
Debemos recordar que esas personas que salieron y que están saliendo de sus pequeños municipios hacia las principales ciudades del país, lo hacen porque se están asfixiando económicamente y emocionalmente, lo hacen porque no han podido encontrar un pequeño empleo, por no tener una universidad a su alcance o una academia de música, mucho menos un centro de formación integral; ellos no poseen los servicios básicos que necesita una familia para vivir con dignidad. Salieron porque el desarrollo no ha llegado a la mayoría de los municipios, el desarrollo, “si lo hay”, solo se percibe en una clase minoritaria y en las ciudades más transitadas de la República Dominicana.
A nosotros se nos hace muy difícil hablar de desarrollo, porque no hemos tenido un desarrollo con balanza, un desarrollo que llegue a todos los municipios impactando de forma sostenible el sector laboral, la gente del campo y que afecte positivamente y de forma transversal a todos los sectores de la sociedad dominicana; parece ser que el llamado “desarrollo” es fruto de una percepción, es resultado de un efecto sensorial que nos hace creer que estamos saliendo de la pobreza. Es tan así, que existe en nuestra psiqui la idea de que desarrollo es la proliferación de obras faraónicas, y muchos de nosotros sabemos que todas esas obras para ser evaluadas correctamente dentro del fenómeno de desarrollo deberían impactar no solo a algunas ciudades, también deben beneficiar a todos los municipios de forma equitativa.
El desarrollo sin planificación no es desarrollo, ciudades como Santo Domingo, Santiago, y otras más, han sufrido un crecimiento desordenado, con un servicio insuficiente, construcciones mal hechas que atentan contra la seguridad de los ciudadanos. Un ejemplo del desarrollo sin planificación es el terrible tráfico en Santo Domingo; eso sucede porque las personas salen de sus campos en busca de mejoría. La construcción de más elevados y más metros no podrán mermar y mejorar el congestionamiento, debemos descentralizar el llamado desarrollo, los gobiernos y la clase empresarial deben invertir en los municipios con el fin de implementar políticas de desarrollo económico y así parar la emigración hacia las grandes ciudades.
Queremos aclarar que el desarrollo existe en la República Dominicana, pero existe de manera sectorizada, tocando solo a un por ciento muy reducido. Para hablar de desarrollo debemos pensar en los 235 municipios municipales y 158 municipios que tiene el territorio nacional. Debemos hacernos la pregunta de manera sincera: ¿Realmente el desarrollo ha llegado a esos municipios? ¿El hacinamiento que está ocurriendo en las grandes ciudades es fruto de las pocas oportunidades que ofrecen los municipios? ¿El desarrollo es una opción para todas las clases sociales y en toda la geografía dominicana?
Estamos gritando a todo pulmón por un desarrollo integral que promueva y fortalezca el desarrollo económico, la inteligencia, la creatividad, el desarrollo vocacional, la promoción de valores, la educación ecológica como una misión de vida, el concepto de Estado por encima de la partidocracia.
Queremos dejarles algunas propuestas al gobierno de turno y a los sectores interesados por el desarrollo integral:
- Levantar, si no existe, un estudio que refleje la realidad y necesidades de cada municipio, esto permitirá que los gobiernos trabajen en una agenda de desarrollo integral.
- Fortalecer la importancia del gobierno local, aumentando la participación de los alcaldes, empresas y sectores de producción y acción comunitaria de los municipios en los proyectos agendados por el gobierno dominicano.
- No existe un solo país que se ha desarrollado en un contexto de corrupción. Proponemos la aplicación de la ley a cualquier costo, mano dura y si es posible hasta el destierro social. Si esto no pasa seguiremos expulsando secreción viscosa y cansancio en la población dominicana
Deja un comentario