Más consenso y menos partidismo
Opinión Samuel Luna
Voces, gritos, colores , individuos dominados por el frenesí, movimientos en el aire en forma de kata asiática, lágrimas en los ojos, y hasta violencia generada por aquellos seguidores de partidos y figuras políticas; y es increíble, pero cierto, figuras políticas que nunca se han acercado a sus seguidores, es más, aun los seguidores no conocen personalmente a esas figuras en forma de dioses. A ese comportamiento caótico y disfuncional se le llama
fanatismo político, partidismo y polarización extrema.
El pueblo dominicano está cansado y ha perdido la confianza en los líderes políticos, debido a las posiciones enrocadas, a las artimañas y estrategias implementadas durante las elecciones. A esto se le suma que somos una nación con más de diez millones de habitantes, rodeados de una pobreza intencionalmente creada y dirigida por un grupo de personas que no se merecen ser llamados “líderes”.
Nuestro país podría ser más estable, más próspero y con menos corrupción, si los partidos políticos convencionales no se aprovecharan de la ignorancia generacional que prevalece en todos los sectores de la población dominicana. El partidismo político ha debilitado el Estado dominicano, y una de las formas de contrarrestar el partidismo es promoviendo el consenso por encima de las acciones unipersonales.
La juventud dominicana es la más indicada para mermar el partidismo, para hacer la misión de reducir el culto a las figuras políticas que formar los partidos. Ellos, los jóvenes, deberán operar y accionar en base a los intereses que beneficien a la nación y a las familias dominicanas.
El comportamiento social de nuestra juventud está más inclinado al consenso, al diálogo y al trabajo en conjunto. Ellos no tienen raíces partidistas, no fueron parte de las dictaduras, de la revolución de abril, no tienen una lealtad a los eventos ocurridos entre los años 1950 y 1987; sin embargo, son apegados a sus derechos, a lo justo, a lo más global. Hasta cierto punto son rebeldes y libres pensadores.
El partidismo genera pobreza, inseguridad y falta de institucionalidad. Del partidismo brota la polarización, dividiendo la opinión pública de forma extrema. Esto genera que las voces templadas pierden vigor e influjo.
La juventud está obligada a promover el consenso, porque el consenso no se limita a las estructuras políticas, es más cooperativo y más comunitario.
Si la juventud dominicana, con el apoyo de un sector de experiencia, implementara el poder del consenso, estoy seguro que no necesitáramos hablar de reelección, el exceso de poder que poseen los partidos tradicionales sería diezmado, los corruptos y corruptores serían juzgados por una influencia colectiva, los contratos multinacionales estarían bajo la lupa de una población alerta, y los bienes del Estado estarían muy bien administrados.
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