La formación política a formación ideológica
Opinión Henry Polanco
La ciencia política contemporánea, contempla la profesionalización de la política cómo una disciplina objetiva, para alcanzar el poder y mantenerse en el poder, Pero obviando la formación ideológica cómo dogma principal de la visión del estadista.
Es propicio señalar que formación política desdé este puntos de vista es, la que nos clarifica el panorama de las relaciones de poder en la sociedad, que inevitablemente busca sacralizar la relación mando-obediencia.
Gracias a esta formación, podemos identificar a los verdaderos factores de poder los poderes fácticos de la sociedad y los poderes relativos, que nos obsesionan y así poder desentrañar por que unos mandan y otros obedecen, unos son incluidos y otros son excluidos, unos son ricos y poderosos y la gran mayoría pobres y débiles, vulnerables al extremo. No está de más insistir en la importancia de la formación política, con el contenido: los principios éticos, la reproducción y la afirmación de la vida.
La formación en sentido estricto te transforma, como el ciudadano ideal para los preceptos de la sociedad dominante, pero no es por medio de la intermitencia, sino, la constancia de esta, para obtener el objetivo ideal del Statu Quo, que sin lugar a dudas tendrá que tener un concepto elemental, la ideología, de sostén estructural.
También se requiere de la introspección de las gentes; allí surge la conciencia plena con principios éticos, la reproducción y afirmación de la vida, lo que conlleva a los individuos a defender ésa causas, y esa es la meta concreta de la formación, procesar el contenido expuesto hasta tomar conciencia de su importancia para encarar las contradicciones de esta sociedad capitalista, y mantener el dominio equilibrado en el poder y control social.
Ya no en un estado de servidumbre, sino, activamente como un sujeto histórico asumiendo las riendas de su destino colectivo, de las clases dominantes,pareciera que la gravedad de los problemas que aquejan al mundo y la desesperada urgencia de soluciones resultan más claras para las masas despolitizadas que para los propios dirigentes y partidos políticos, con pocas excepciones.
Los temas generales que aquejan a la sociedad, cómo son: la desocupación creciente; las migraciones forzadas; la inseguridad real y inseguridad inducida; los conflictos armados; las disputas geopolíticas; la inestabilidad; la incerteza respecto del futuro son algunos de los problemas sobre los que la formación política se mantiene al margen, de la estructura su discurso reaccionario y sus explicaciones “simples”, fáciles de digerir y repetir para esas masas despolitizadas se obnubilan, para garantizar el modelo político de servidumbres.
Esa es la Sistematicidad ideológica del establishment, sin afeites ofrece así una esperanza cuya falsedad es evidente, pero no para quienes han llegado a repudiar en bloque la política y todo lo que les representa: el ámbito de la mentira; del acomodo; de la manipulación.
Seducidos al escuchar respuestas rápidas y drásticas para problemas reales y graves, a tientas, de la mano del propio enemigo, se elige la salida de emergencia que da al abismo creyendo escapar de un presente insoportable.
Mientras las izquierdas, por su parte, cuidan las formas. Salvo honrosas excepciones, siguen presa de la derrota del proyecto socialista simbolizada en el desmembramiento de la ex URSS. hoy amortiguado con la esperanza del nacionalismo ruso y la globalización China, ni quienes, dentro del campo de las izquierdas, sufrieron esa implosión como una derrota lamentable ni quienes le dieron la bienvenida como una confirmación de sus posturas críticas, se atreven a imaginar y proponer una ruptura radical con el orden establecido.
En cambio, se insiste en planteos que no sacan los pies del plato. Se presentan candidatos que proponen tales o cuales mejoras de lo existente, siempre dentro del marco de lo permitido. Sin poder pensar en revertir la desesperanza con propuestas como representar a la mujeres y a los jóvenes; ¿cobrar como una maestra (la dieta legislativa) y rotar en los cargos”? Se diría que no, el caso Perú, México, Argentina.
En lugar de aprovechar los pocos espacios académicos y mediáticos que se presentan cuando hay elecciones y antes de las elecciones, para exponer los porqués de la inviabilidad del sistema capitalista, sus contradicciones inherentes, la inevitabilidad de sus crisis, así se opta por estas tibias ambigüedades.
Salvo para quienes practican esta forma de “avanzar hacia el socialismo”, queda claro que dos o tres legisladores más o menos no tienen la menor oportunidad de modificar el rumbo de la historia, y la meta de constituirse en fuerza política reales, luce, considerando las circunstancias y por decirlo suavemente, por demás módica, y desesperada, para repetir los mismos discursos moderados de la élite dominante.
No es siendo condescendientes con los que vociferan contra el comunismo y mostrándonos “civilizados y confiables” que aportaremos los objetivos concretos de la verdadera estructura social, para una nueva sociedad, de principios de igualdad, de solidaridad y justicia social.
La formación política debe ser objetiva y crítica e ideológica, ya que no hay hechos sin causas, ni derechos por mendigos, Una formación política debe partir de una conciencia ética y moral que se manifieste en la conducta de los actores, político cómo principales motores de combustión de cambio sociales.
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