La hipocresía de la lucha contra la corrupción y Ministerio Público independiente
Por Henry Polanco
Cuando aceptamos el sistema de la corrupción, nos sentimos tratados como «corruptos» por parte de quienes no logran entrar en él cuidado,eso no significa que ellos decidan no entrar, esos pequeños mediocres quisieran hacerlo, pero no lo logran. Sin embargo, no es simple llegar a ser corruptos. Se necesita dejar de juzgar al mundo a través de los lentes de una conciencia aislada y adaptar humildemente nuestras convicciones y actitudes a las opiniones y códigos que nos rodean.
Este proceso representa fundamentalmente una apertura: de sí mismo hacia el mundo, hacia los otros. Aceptar en sí las influencias externas, dejarse moldear por aquellas, significa enriquecerse de una cultura común. (Koenig, 2010).
No tengo la menor duda que la hipocresía es uno de las mayores virtudes negativas, y más espantosos que los seres humanos podemos mostrar de lo que realmente somos.dijo hace poco la gimnasta Estadounidense Simone Biles, ante la hipocresía de todo un sistema.
La verdad es que la expresión más aborrecible de lo que podemos ser es modelar lo que no somos creyendo que engañamos a los demás con lo que decimos y hacemos para aparentar lo que estamos muy lejos de vender de nosotros mismos.
No nacimos íntegros, que es la cualidad de hacer bien las cosas, aunque nadie nos esté observando. Quién diga lo contrario es un mentiroso porque la misma inocencia nos expone a la contaminación de un mundo que por su naturaleza ya es hipócrita y cínico, nos mete en laberintos del que solo los valores y principios, nos ayudan a superar la hipocresía, salir de una oscuridad que nos oculta a nosotros mismos de nuestro propio campo de visión y es entonces cuando recurrimos al auto engaño, a la apariencia, a la mentira, para sostener una imagen que jamás será nuestra.
La hipocresía es un bicho venenoso, unos de los siete pecados, que señala Lucas el evangelista, altamente letal porque es mimetista y tiene una muy versátil capacidad de transformarse de mil formas y aunque finalmente pueda quedar al descubierto siempre terminará expuesta y al desnudo para terminar siendo despreciada y aborrecida porque sus efectos son altamente desagradables por los tóxicos que de ella derivan.
Todos hemos sido hipócritas alguna vez o muchas veces, Posiblemente nadie pretendió ser hipócrita porque eso simplemente pasa hasta en los mejores seres humanos y sucede porque desgraciadamente está en nuestra mente y es algo que solo se puede descerebrar con el paso del tiempo y en la medida que la calidad de madurez que lleguemos a adquirir lo permita.
La hipocresía es el enorme contrasentido donde reside la falsedad del individuo desde sus acciones y palabras y no significa propiamente que diga una cosa y haga otra, caso del incoherente, sino que lo del hipócrita es mucho más profundo porque disfruta al pretender engañar a los demás con una alta dosis de cinismo.
La hipocresía tiene su origen en la necesidad de esconder el sentir o la motivación real a los demás, vendiendo una imagen que no tenemos, que no nos calza, que no nos luce o que simplemente es irreal a quien lo sufre y el primero en darse cuenta de ello es el hipócrita.
Así es de Hipócritas es la lucha contra la famosa corrupción y contra el él lavado dé activó que realiza el famoso Ministerio público calificado de independiente por ilusos e incautos, comunicadores, que realizan las labores de sicariatos de la información.
Las decisiones políticas comienzan a revelarse como intentos de control absoluto, al respecto, además de las operaciones de nombre marina, que han realizado, todas dirigidas directamente o indirectamente al pasado gobierno de de Danilo Medina, u o el mismo expresidente, y sus familiares, degradados cómo un crítico, vulgar delincuente, que se aprovechó del mandato, constitucional para amazar fortuna del herario público, Cómo si la corrupción de éste país sólo se haya cometido en los 8 años de gobierno de Danilo Medina.
Pese a que la misma incunbente, señaló en ciertas ocasiones que tenían miles de querellas sobré corrupción, y que serían sometidos todos aquellos casos que durante décadas, han causado denuncia graves dé corrupción en el pasado.
Del mismo modo llevan algunos casos dél actual gobierno, dónde sólo son sometidos dirigentes selectivos, en algunos casos con sañas y meticulosa pasión, que deja claro la perversidad y la infamia, con acusaciones infundadas, que llegan al resentimiento.
Durante mucho tiempo las sociedad dominicana creyeron a pies juntillas en la prevalencia absoluta de sus valores democráticos, bien establecidos en sus textos constitucionales y, mejor aún, fuertemente impresos en el inconsciente colectivo, dónde se habla de garantía al debido proceso, algo que no se cumple en la especies, sinó que sé acentuan al propósito de saña de los funcionarios del ministerio público.
Te hayan familiarizado con un imputado, o un acusado de narcotráfico aunque sea una relación sentimental, ya eres culpables y de nodo alguno, cómplice sin reservas, y té filtran a los cuatro vientos, sobretodo cuando no pertenece al lado del grupo de traficantes dé Moral, y santuarios de la economía eletistas que apadrina él ministerio público independiente.
Todo esté proceder demuestra que el Ministerio público tiene sus imputados favoritos,y que su independencia está sujeta a la dependencia de intereses, político y económico, que pretende aniquilar contrario con el control del poder judicial cómo soporte, de transparencia.
Los derechos, Garantistas, desaparen ante el especulado y las filtraciones a los sicarios dé prensa,sus espacios de libertad y sus responsabilidades sociales son sostenido por el morbo, sostenido cómo serpiente que lanzan el Veneno, sobré aquellos que son señalados, acusado de escarniado públicamente, cómo primer castigó dél nuevo poder, paradigmático del poder judicial independiente.
La judicialización de la política no es cosa nueva, es una estrategias de hipocratas levantadas por la burbujas de la honradez del capital, y dé los sacrosantos cv demócratas que tratan de presentar un rostro humano y honesto al capital financiero y político al que sirve El Ministerio público Independiente.
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