¿Es Colombia una amenaza para región?
Por Henry Polanco
Cuando el ex ministro de defensa colombiano, y ex embajador de ese país en EEUU, Juan Carlos Pinzón, jubiloso porque recién comenzaban las negociaciones de paz con las FARC-EP, sacaba pecho sobre la exportación de militares colombianos a todo el mundo para roles de mercenarios de Seguridad.
Daba los números importante de colombianos que trabajan como matones a sueldo para algunas de las peores tiranías del planeta, una buena cantidad de ellos en los Emiratos Árabes o en Israel, y la mayoría a través de empresas de seguridad de EEUU. En una entrevista, Pinzón decía que: Colombia se está convirtiendo en un exportador de seguridad, con ello busca contribuir a la estabilidad de nuestra región,Decía » tenemos unas Fuerzas Armadas entre las más profesionales del mundo, con un nivel de entrenamiento alto en todos los campos que tienen que trabajar, muy apreciadas a nivel internacional»
La Paz, y Seguridad, estabilidad el manejo cínico que exministro Pinzón da a estas palabras, da muchas risa si no fuera por la enorme tragedia humana que hay detrás de la industria sicarial de exportación para favorecer a las tiranías de medio oriente y otros regímenes de dudosas credenciales.
Ahora, el repertorio de servicios ofrecidos por estos sicarios uniformados incluye oficialmente el magnicidio, cuéntese cómo quiera, pero el trabajo que hacen esto mercenarios en Haití, deben llamar la atención antes los Asesinatos que se han cometido en ese país en los últimos meses Contra activistas que protestaron contra el mal gobierno de del asesinado Jovenel moise.
¿Es usted un oligarca maltratado por el presidente de su país? Bueno, usted puede entonces contratar los servicios de profesionales colombianos, con entrenamiento en EEUU, para que le arreglen el problema.
Y no me refiero ya, a que desde Colombia se faciliten apoyos logísticos, financiamiento, y una plataforma desde la cual intentar asesinar a presidentes de países vecinos como se ha hecho en dos intentos de asesinar a Maduro por parte de la oligarquía escuálida de Venezuela.
No. Ahora los militares viajan a sus anchas a realizar labores de sicarios directamente a otros países y asesinan a un mandatario, como si nada, haciendo de Buenos Turismo y que mejor que Punta Cana.
Moïse, el hombre banana como era conocido, tenía demasiados enemigos: un presidente impopular, corrupto, venal y autoritario, venía enfrentando años de protestas mientras él se encargaba de desmantelar parlamento, el gabinete, concentrando todo el poder de manera unipersonal.
Si había un sentimiento que él despertaba entre los haitianos, era odio. Pero este tipo de asesinato, con mercenarios colombianos, que infiltraron todos los esquemas de seguridad sin ningún problema, es un trabajo interno’, pagado a sueldo por la oligarquía haitiana
Los mercenarios no tardaron en ser manzanas podridas, cuando demostraron con creces lo que aprendieron en el Ejército colombiano, un ejército entrenado en la doctrina de seguridad nacional de EEUU y ahora asesorado oficialmente por el nazi chileno Alexis López, que se convirtió en una celebridad en los círculos militares y cuyas teorías son citadas por el expresidente Álvaro Uribe en su cuenta de Twitter.
Aprendieron a despreciar la vida, aprendieron operaciones de tipo sicarial, aprendieron a ser militares de día y paramilitares de noche, aprendieron que hay que matar a los que les digan los poderosos y los que tienen el dinero.
Aprendieron, en el fondo, que pueden hacer lo que les da la gana siempre y cuando tengan un fusil, para asesinar, tal como lo hacen en su natal Colombia que sólo desde el año pasado hay más de 180, líderes sociales que dejaron las armas y caen cómo corderito antes las Hienas.
No son manzanas podridas. Son representantes aventajados de una institución que está podrida desde el más alto oficial hasta el último cabo.El ejército colombiano no es una amenaza ya para su propio pueblo, al que llevan dos siglos tratando como el “enemigo interno”. Un “enemigo interno” al que desplazan, masacran, persiguen, vigilan, amenazan, violan, agreden, convierten en “falsos positivos”, secuestran e insultan.
El ejército colombiano, de hace rato, que ha pasado a ser una amenaza para todo el continente y para el mundo. Han bombardeado a Ecuador, han apoyado intentos de golpe y violencia paramilitar en Venezuela, se retiran para convertirse en paramilitares o para ser contratados por empresas de mercenarios de EEUU masacran en Yemen, en Irak y en Afganistán. Ahora, asesinan al presidente de Haití. La verdad es que ya no hay estómago que aguante esta putrefacción.
Todo esto solamente hace evidente algo que se ha venido planteando desde hace tiempo y a lo que Juan Manuel Santos se opuso con dientes y uñas: el Ejército colombiano requiere reformas de fondo y hay que acabar con la militarización de Colombia, que gasta más en la industria de la muerte que en educación o salud.
En colombia se paga más en matar que en preservar la vida, algo absurdo. Pero también hay que recordar la responsabilidad de EEUU en todo estos nada pasa y se mueve sin la voluntad de Estados Unidos y cuando se cuestione el derecho de ser libre e independiente, entonces de seguro tendrá a los sicarios colombianos para hacer el trabajo de la administración Condor.
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