LAS MENTIRAS COMO VERDAD DE TURNO EN LOS TEMAS DE OPINIÓN
Desde finales del siglo XIX surge la rebelión contra el positivismo en su pretensión de establecer cómo verdades absolutas en las ciencias sociales, y en esta materia no existe tal fundamento.
Unos de los líderes de la rebelión, fue filosofo Friedrich Nietzsche, quién sentenció en pocas palabras: “no hay hechos, sólo interpretaciones”, se podría decir más bien en nuestro tiempo, que un mismo hecho admite diferentes interpretaciones.
Ante la interrogante sobre ¿Qué es la verdad?, Nietzsche respondió: la verdad es una interpretación que logra consenso en un espacio y tiempo determinado, “la verdad es una conquista del poder”.
Nietzsche impacto el pensamiento filosófico del siglo XX; es así como filósofos de la talla de Martin Heidegger, publica en 1927 El ser y el tiempo, obra en la cual desarrolla su teoría de la interpretación que evoluciona en Hans-Georg Gadamer, padre de la filosofía hermenéutica o filosofía de la interpretación.
Para estos filósofos los seres humanos no somos imparciales en el proceso de interpretación, debido a que nuestra conciencia histórica tiene un efecto determinante; es decir: nuestras creencias, valores, principios, conocimientos, tradiciones y experiencias adquiridas durante toda nuestra existencia nos conducirán por el proceso interpretativo para adoptar la interpretación que menos nos incomode.
Heidegger plantea además, que el ser humano tiene la tendencia de no asumir su propia interpretación al verse absorbido por la imposición de la interpretación que esté de “moda” y que genere su mayor aceptación en el grupo social con el cual se relaciona, muy típico hoy en día.
En base a la teoría de la interpretación o filosofía hermenéutica podemos llegar a la conclusión que la verdad absoluta no existe, pero la mentira intencional si; es decir: cuando un individuo acepta como verdad una interpretación en base a los efectos de su conciencia histórica, pero cambia esa interpretación por otra, impulsado por el interés de obtener cualquier beneficio, ese individuo habrá construido una mentira intencional.
En la actualidad, un segmento importante de la sociedad, llámense, comunicadores, intelectuales periodistas, tratadistas,asumen la “moda” cómo mercado de opinión, tras ser instrumento para imponer interpretaciones de grupos de poder, sin importar que contradigan su conciencia, mienten intencionalmente, con tal de no enfrentar los intereses político de moda, y dan y vendé cómo una verdad todo lo que emana del entramado político de turno, y hasta lo adornan con la especulación interpretativas, con tal de ser atractivo a dicho grupo o poder.
La verdad siempre opacada se disluye en el especulativos social, mientras que la mentira suena por doquier cómo el nuevo paradigma de los grandes héroes íntegro del poder, justificando el morbo y la sediccion popular de un estado de opinión favorable a dichos intereses.
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