El modelo colombiano, y su imitación en américa.
Colombia ha sido, y es; un régimen en guerra permanente contra su población desde comienzos del siglo XIX, cuando apenas comenzaba a echar andar las llamas de la independencia grande.
Ello empezó apenas el padre de la patria, Simón Bolívar, dejó el poder en Bogotá, al verse traicionado y en camino de ser asesinado. Por santanderistas y ambiciosos terratenientes.
Él había dado la libertad a Colombia, entre otras tierras, luchando junto a sus tropas de bravo pueblo harapientos, casi todos llaneros, araucanos, guerreros que lograron expulsar la corona española de Suramérica un bastión de la madre patria por varios siglos.
Antes que ningún otro estado en América Latina alcanzará su estabilidad, la dirigencia política y la iglesia católica empezaron a instaurar leyes represivas para perseguir a los insurgentes, que quedaron excluidos de los estados independientes.
Volviendo a Colombia, y mirando sólo desde los años sesenta del siglo pasado se puede decir que, sin necesidad de dictaduras, Colombia, siempre bajo la agenda de EEUU, instauró la Doctrina de la Seguridad Nacional como ninguna otra nación en el continente, sobre todo contra los comunistas, o cualquier cosa parecida
Tanto así que el presidente Kennedy, cuyo gobierno la conceptualizó y expandió por todo el continente, felicitó admirado al gobierno colombiano por su capacidad para adaptarla. Esa estrategia de acabar con el enemigo interno, y con la oposición política, sigue vigente.
En Colombia cada cuatrenio los presidentes colombianos, después de 4 años de gobierno dejan más muertos y desaparecidos por motivos políticos que todos los que hicieron las dictaduras que instauró Estados Unidos en Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Argentina. Mediante famoso el plan «Cóndor»
Así en contubernio con las autoridades de turnos se han instalado, Desde crematorios hasta criaderos de cocodrilos, creados para desaparecer a dirigentes comunitarios y políticos.
No hay otro país en el mundo donde se hayan encontrado fosas comunes con más de 2000 personas cada una: ni los nazis lo lograron tales Azaña, sólo que esto los empresarios y medios de comunicación lo hacen invisible.
Los grupos paramilitares son parte del régimen colombiano desde hace seis décadas. Perfeccionados por especialistas israelíes, ingleses y estadounidenses en los años ochenta del siglo pasado, fueron y siguen siendo financiados con dinero del departamento de Estado y sus agencias antinarcóticos que controlan el narcotráfico.
Ellos se encargan de hacer el trabajo sucio del ejército y de limpiar las zonas campesinas de posibles opositores a las transnacionales y terratenientes, que se apoderan de los inmensos recursos estratégicos, del país frente a millones de personas que son excluidas y masacradas en la miopía degenerativa de una clase política, donde él crimen es un deporte.
Colombia es el principal productor y exportador de cocaína del mundo, a pesar de estar invadida por tropas estadounidenses que llegaron con el pretexto de combatirla, la producción crece, Mientras Estados Unidos es el principal consumidor y sus bancos sé que quedan con el 95% de las ganancias de ese billonario negocio.
Pero aun así se sigue repitiendo que Colombia es la más vieja democracia de América Latina. Y el modelo que debieran seguir sus vecinos. Claro, regularmente hay elecciones, y como por encanto ellos cierran los ojos de la realidad.
Considerar que no es a esos politiqueros mafiosos y asesinos colombianos, a quienes se debe dirigir cualquier protesta, pues ellos son simples mayordomos, sino, al presidente de Estados Unidos, por ser el primer y verdadero responsable. Él es quien manda en Colombia, ahí está la doble moral, y el nuevo Israel en América Latina.
La propuesta de reforma tributaria ha sido la gota que derramó esté vaso. Esos millones de pobres, en un país inmensamente rico, ya no soporta más el tener que escoger entre muy poco o nada: tiene muy poquito a perder.
La ciudad que más se ha levantado enardecida y que la terrible represión y los crímenes de las fuerzas estatales quiere acallar, es Cali, al suroccidente del país. Para calmar las protestas han enviado contingentes enteros de militares, además de los miles ya existentes, y aun así continúan, pero nadie le exige al gobierno renunciar tras los crímenes cometidos y las condiciones de ilegitimidad que lo acompañan.
Por el contrario, los mismos medios que salían promoviendo la caída de Maduro en Venezuela, y con la agenda de Washington cómo una biblia pentecostal, ahora se mutilan las manos, llamando a los protestantes terroristas, valla perlas, amigos.
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