La prensa en la Colombia invisible en la democracia moderna
Por Henry Polanco
La prensa mundial es sin lugar a duda, unos de los instrumentos principales para la guerra de dominio, muchas estrategias se perderían, si no contaran con el aspecto ideológico de la prensa influyente en la sociedad.
Es una cuestión básica el discernir, ¿qué es noticia? y qué se le transmite al público, es decir, quien es el emisor de la información, quien es el transmisor o canal donde circula la información, y a que receptor va dirigida la información, en este proceso es donde se alberga la ideología del mensaje, que se comunica como ejemplo vertical de dominación.
Mediante esta estrategia de selección siempre hay que tomar en cuenta el factor ideológico ya que la objetividad, no existe en ningún tema, sea en el ámbito académico o en el ámbito político. Todo este entramado, es lo que nos permite comprender por qué Venezuela aparece en casi todos los medios de comunicación, como un tema recurrente que se ha convertido en un arma político comunicacional para descalificar a los movimientos progresistas, o aquellos no alineados con ciertos intereses dominantes.
Lo que cabe preguntarse por qué para la inmensa mayoría de los medios de comunicación la violencia exhibida en Colombia está invisibilizada, y con un tinte verde olivo. Es que, si en Estados Unidos alguien se sube a un techo, o entra en una escuela y comienza a disparar contra varias personas, seguramente aparecerá en los diarios o en la televisión de casi todo el mundo, reseñando las víctimas, pero no las causales del hecho.
Y siempre surgen interrogantes, ¿Por qué las masacres en Colombia no aparecen en los titulares de estas agencias? ¿No existen? En lo que va de este año 2021, ya se han producido más de 30 masacres y unas 120 personas fueron asesinadas según ha documentado el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz), que se suman a las 91 masacres de 2020.
En este año 2021, ya han asesinado más de 50 líderes y lideresas sociales, indígenas y defensores de derechos humanos, sin que la gran prensa democrática y farandulera les conmueva en lo más mínimo esa situación. Entre 2015 y 2019 Colombia ocupó el primer lugar en víctimas de desplazamiento forzado dentro de un mismo país y a comienzos de 2021, Naciones Unidas, registraba más de 9 millones de personas desplazadas internamente, cifra solo superada por Siria, en guerra civil hace una década.
Desde el año 2019, tras dar marcha atrás a los acuerdos de paz, y de establecer políticas dirigidas hacia los sectores más poderosos, el presidente Iván Duque ha estado bailando en la cuerdas floja, tanto así que las últimas elecciones celebradas para municipios y distritos y regiones el partido político de Duque fue barrido por la oposición, y Gracias a la pandemia ha logrado sobrevivir ante el descalabro popular de su gobierno.
Desde que los Acuerdos de Paz firmados en el año 2016, entre el presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) contemplaban la desmovilización de quienes participaban de la guerrilla y su inserción pacífica en la vida civil, todos creíamos que esos acontecimientos, cesarían para esté gran país y serian parte de la historia.
Con bombos y platillos se realizó una ceremonia en la bella Cartagena de Indias en septiembre de 2016 para celebrar la firma de los Acuerdos, pero el sector hoy oficialista llenos de prejuicios y de odios lograron desarticular aquellos acuerdos, y conjuntamente con él inquilino de la Casa Blanca de entonces, boicotearon todos aquellos, y desoyeron a la comisión de aquella epopeya histórica para seguir con el negocio político de las armas y las Drogas.
Pero desde entonces se asesinaron a 276 excombatientes que aceptaron los términos de los Acuerdos, sin gran repercusión internacional. Además, como se explica, el aumento de la producción de la Drogas. seguramente las gentes saben que, en Colombia, aún hoy, se produce el 70 por ciento de la cocaína del mundo, según se puede leer en el último informe de la oficina de Naciones Unidas de lucha contra las drogas. Pero eso no les interesa a los dueños de las agencias de noticias mundiales, y opacan cualquier información al respecto o tratan de buscar el mal e. Otros lugares vecinos.
Hay que recordar, que, en abril del año 2000, el entonces senador, y hoy presidente Joe Biden, viajó a Colombia para examinar el programa antinarcóticos, y le pidió al Congreso mayores fondos para combatir el narcotráfico. De eso sólo entre 2008 y 2021, según datos oficiales, enviaron más de 4 mil millones de dólares, además de asesores militares y sus expertos de la DEA, la agencia de lucha contra las drogas.
Lo que, a la luz de los hechos, se puede afirmar; que la política de la Casa Blanca hacia Colombia ha sido uno de los fracasos más estrepitosos en política exterior si, efectivamente, el objetivo era erradicar las drogas; aunque no se puede negar que sirvió para que se filmaran extraordinarias series y películas sobre Pablo Escobar y la DEA.
Ahí podíamos entretenernos con varios proyectos televisivos y hasta artísticos, que dizque dando a conocer el problema de los Sapos de la drogas, lo único que han conseguido es la producción a gran escala y la diseminación del negocio en todo el Caribe hacia la costa este y oeste de Estados Unidos.
Y si las grandes cadenas de noticias internacionales informan poco de lo que allí sucede, es por motivaciones ideológicas, y políticas, además de que muchos Tutumpote; forman partes del entramado negocios de Colombia vendiendo la doble moral como ética.
Colombia tiene una vibrante sociedad civil que clama a gritos cambios estructurales para hacer honor a esa hermosa y atractiva publicidad de hace unos años donde se decía que Colombia es un paraíso, la famosa reforma tributaria que pretende imponer el gobierno colombiano, forman parte de la agenda de compromisos con Washington, el mismo Washington que durante los últimos 30 años ha promovido e incentivado e impuesto todas las reformas tributarias y jurídicas en la región y ahora viene a imponer la famosa Ley de Extinción para que todos sea más transparente en República Dominicana.
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