El Joe Biden de la guerra y la paz, ante los avances de la geopolítica China y Rusa
Tras acostumbrarnos a un impredecible Donald Trump, durante Cuatro (4) años, al ser sustituido por el demócrata Joe Biden, pensábamos que la diplomacia de agresiones verbales disminuirían, para reencontrarse de nuevo, sin embargo no tardaron mucho en salir las emociones y resentimientos políticos, del presidente Biden, salieron a flote y con una aptitud de guerra fría abierta, contra Rusia y su presidente, y contra China y su economía.
Lo que ha sido notables en los enfrentamientos retóricos a muy alto nivel, ocurridos recientemente entre Estados Unidos (EU), de un lado y, Rusia y China, de otro, lo que ha motivado las reacciones de expertos y analistas, haciéndose preguntas, si estamos en el inicio de una nueva guerra fría.
Estas alarmas saltaron a raíz del disparatado e insensato calificativo de asesino al presidente de Rusia, Vladimir Putin, por parte de su homólogo estadunidense, Joe Biden, con la consiguiente réplica rusa, de manera inteligente y calibrada y el duro choque verbal, mientras, en un pueblo perdido de Alaska entre los más altos representantes de política exterior de China y EU, los cancilleres Wang Yi y Antony Blinken, se reunieron con objetivos dispersos.
Tras conclusiones de desprenderse, por si a alguien le quedaba duda: Moscú y Pekín, aunque sin caer en provocaciones, no se cruzarán de brazos frente a la ilimitada insolencia y arrogancia de Washington.
Pues no son nuevos los duelos verbales entre el primer poder imperialista y las dos potencias con las que, por más que le pese, debe sentarse a discutir los principales temas y diferendos internacionales, que deben comprometer la Comunidad internacional.
La unipolaridad llegó a su fin en la primera década del siglo XXI, aunque Washington insista en continuar pareciendo el matón del barrio y se embelese con sus discursos sobre el liderazgo mundial que supuestamente está destinado a ejercer, cómo una nación de pueblo elegido por el Dios de Abraham,
Pero, no obstante, ha llamado la atención la temprana agresividad y el amateurismo diplomático con que se ha estrenado el equipo de Biden, que viene siendo, la parte desconcertante del mundo globalizado, a pesar de señalar que Estados Unidos estaría de vuelta a las relaciones multilaterales.
Bastaría tomar nota de los incidentes que aquí comentamos, del bombardeo a Siria el 26 de febrero en obvio apoyo a milicias terroristas y el numerito del secretario de Estado Blinken el martes pasado, sermoneando sobre los derechos humanos en el mundo, la mano más cargada, como siempre, contra los países independientes, que, por supuesto, no son de su agrado.
Lo que retórica aparte, la beligerancia de EU contra Rusia y China no es nueva. De hecho, en lo que concierne a la Rusia postsoviética se remonta claramente a la brutal e ilegal guerra aérea de 78 días de la OTAN contra Serbia y, en otra abierta violación del derecho internacional, la secesión de Kosovo, lugar de gran valor simbólico para la identidad eslava y rusa y, a la vez, parte integrante del país agredido.
Y es que desde ahí sean tan hipócritas los desgarramientos de vestiduras occidentales por el reintegro de Crimea a Rusia, logrado sin disparar un tiro y con el clamoroso apoyo de la mayoritaria población de origen ruso.
Muy grave amenaza ha sido el corrimiento de la OTAN hacia las fronteras de Rusia, el emplazamiento del llamado escudo antimisiles inicialmente supuesto a proteger a la Europa de la Rusia imperial, supuestamente protegiendo las acciones de los denominados estados canallas, presuntamente Irán y la República Popular Democrática de Corea, Venezuela, Cuba, Siria, entre otros.
Y aunque era evidente el rumbo hacia el gigante euroasiático y ulteriormente también contra China, lo que evidencia que las políticas de choque de intereses entre estos gigantes no eran inventos de Trump, sino; una posición del Pentágono.
Más no debe faltar aquí la provocación antirrusa montada por EU e Israel en 2008 al armar y empujar a Georgia contra las tropas de paz rusas en Osetia del Sur, que derivó en el contragolpe de Moscú en territorio de la nación caucásica.
Pero algo que si se comprueba es el fracaso de los intentos de construir un mundo monopolar, en el que EU se erige en el centro de poder, la comunidad Internacional ya reconoce los roles tanto de China y de Rusia, en el control del nuevo orden político económico, militar, y esto preocupa a Washington en sus pretensiones geopolíticas.
No sólo eran irrealistas, es que contradicen la más elemental noción de democracia, mundial, que tanto emula el gigante norteamericano, ante las embestida del Covid-19, y las impredecible crisis mundial a la que está sometido el planeta,
Un mundo democrático es siempre pluralista; los que se empeñan en enseñarnos democracia no están dispuestos a aprenderla, subrayó el mandatario ruso, tras su discurso sobre la distribución de Vacunas contra la pandemia,
La utilización de la fuerza para conseguir este mundo monopolar, dirigido por una única superpotencia, ha provocado muchos más conflictos bélicos y costos en vidas humanas que el sistema bipolar anterior, y aún continúa siendo una amenaza la falta de carácter político responsable, hacia una política de cooperación mundial, para erradicar el virus.
La única legitimidad para el uso de la fuerza la proporciona la ONU y no la OTAN ni la Unión Europea, la cual camina en el mismo sendero de Estados Unidos, siempre a la retaguardia, y no hay un sentido común, para redireccionar el modelo post pandemia,
Mientras, no son respetados (por EU) los acuerdos firmados de desarme progresivo entre las dos grandes potencias atómicas ni tampoco el tratado de no proliferación, aumentando continuamente los países que poseen armamento nuclear, ya que las amenazas y sanciones unilaterales e ilegales, no han podido contrarrestar la decisión de los pueblos a defender su soberanía nacional antes las amenazas de los norteamericanos.
Por su parte las políticas y objetivos de las potencias asiáticas y euroasiática, para ellos es imprescindible impedir la militarización del espacio cósmico. Rusia tampoco acepta que EU establezca en Polonia y en la República Checa un sistema de antimisiles, ya que la obligaría a iniciar de nuevo un proceso de rearme.
así que es convincente la explicación que va dirigidas contra los países que indirectamente se mencionan como posibles riesgos, ya que no poseen misiles de largo alcance ni los tendrán en el futuro previsible. Tal cómo afirmó aquí el presidente Putin, el cual luces bien preclaro, de cuáles son los objetivos de Rusia para conseguir que la comunidad internacional camine dentro del marco multilateral, y pluriestatal, frente a los problemas que padecemos todos, en éste nuevo orden mundial.
Así como la afrenta de esta crisis sanitaria que todos padecemos y que tratan de obstaculizar el desarrollo de otros países frente al conflicto de Sanciones ilegales, que si violentan los derechos humanos de los pueblos.
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