LULA DE VUELTA Y EL LAWFERE, PRO EEUU DERROTADOS NUEVAMENTE
Por Henry Polanco
Eran tiempos difíciles para los gobiernos de la región denominados gobiernos progresistas de la izquierda latinoamericana, muchos medios desinformadores y promotores de la agenda política de Washington se jactaban hasta la gula de desacreditar, y desarticular los gobiernos de entonces.
Desde 2014, la judicialización de la causa del Lava Jato vertebró una coalición de fuerzas del campo conservador unidas en pos de acabar con el ciclo de gobiernos del Partido de los trabajadores PT.
Las maniobras de Sergio Moro, amplificadas por el multimedios Globo y las redes evangelistas, contribuyeron a intoxicar el ambiente político y el ánimo popular hasta desembocar en el golpe parlamentario que derrocó a Dilma Rousseff, sucesora de Lula, en mayo de 2016.
Era el primer paso de un plan cuyo objetivo era impedir retorno la de Lula y una candidatura en 2018 y el posible tercer mandato de Lula cuya figura se elevara al duple o al cubo, como unos de los mas influyentes líderes de izquierda, después de Fidel.
Esta asociación ilícita, conocida como: Grupo de Tareas de Curitiba:, quedó al desnudo a partir de julio de 2019 cuando el sitio The Intercept comenzó a publicar las transcripciones y los audios de las conversaciones de Sergio Moro con el jefe de los fiscales, Deltan Dallagnol, como recordaba Dario Pignotti.
Cada movimiento de la trama del lawfare apuntó a matar políticamente a Lula, a que permaneciera en prisión y quedara fuera de la carrera presidencial, el líder del PT 580 días en prisión.
Bolsonaro fue electo gracias a unos comicios anómalos, a una operación que fue la continuidad del golpe de 2016 o un golpe en sí mismo. Moro cobró a buen precio su papel en la conjura siendo nombrado por Bolsonaro como ministro de Justicia y Seguridad, aunque se disgustara luego, su servicio en la trama fue bien remunerado.
Hasta que el actual mandatario consideró que era un peligro para su continuidad, y se terminó el amor.
Las acusaciones y los juicios contra Lula se difundieron masivamente desde los grandes medios de comunicación, imponiendo el imaginario de que la izquierda era la gran corrupta y corruptora del país.
Gran parte de la población brasileña llegó a un veredicto de culpabilidad antes que el juez Moro, fuera nombrado, y eso tuvo una influencia indudable en las decisiones ciudadanas que determinaron el ascenso de la derecha y la elección como presidente de Jair Bolsonaro.
Aun antes de que la divulgación de numerosas grabaciones demostrara que fiscales y jueces operaron en forma indebida para lograr las condenas a Lula, compartiendo una clara intencionalidad política, que respondió a un interés, del exterior, era notorio que las sentencias se apoyaban en delaciones premiadas, sin evidencia que las confirmara, y hubo muchas otras irregularidades en los procedimientos judiciales.
Así como varios derechos fundamentales, la presión contra familiares de Lula, muerte de su exposa,la muerte de su hermano, prisión en solitaria, todo para mermar la moral de Lula, algo sólo aplicado a Madiva por el Apartheid en Sudáfrica, era aplicado con la celebración de la desinformación de la prensa hegemónica de Estados Unidos y lacayos.
Con la recuperación de sus derechos, Lula logró una importante victoria después de cinco años de encarnizada batalla contra el lawfare en los que siempre aseguró ser inocente.
De hecho, como señalaba Dario Pignotti, prefirió la cárcel a dejar el país o asilarse en alguna embajada, algo eleva más la gallardía y valentía admirable de Lula, Pero más allá de la justicia, Lula también fue condenado al silencio por parte de las empresas periodísticas hegemónicas.
Las encuestas, sin embargo, sostienen que conserva una resilente popularidad: según O Estado de Sao Paulo, su potencial de votos está alrededor del 50%, contra el 38% de Bolsonaro, con vistas a las presidenciales de 2022.
Obviamente, es aún prematuro saber si será candidato por sexta vez, como en 1989, 1994, 1998, 2002 y 2006, pero de que ha salido robustecido, a sus 75 años, no hay dudas.
La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, sostuvo que la anulación de las condenas responde a un pedido de justicia de la sociedad brasileña y la comunidad internacional, de la lucha de nuestra militancia y los que creyeron en la inocencia de Lula a pesar de las barbaridades cometidas por Moro.
Es probable que una parte de la población brasileña cambie ahora su convicción de que el ex presidente era un gran corrupto.
Otra parte seguirá dentro de su burbuja, como los seguidores de Donald Trump en Estados Unidos, y creerá el relato que se le haga creer sobre conspiraciones y traiciones para salvar al líder del Partido de los Trabajadores, como indica Marcelo Pereira.
Quienes siempre creyeron en Lula, lo seguirán haciendo, tonificados por la decisión de Fachin, y quizá muchos prefieran creer que no hubo corrupción alguna en los gobiernos del PT, sino que todo fue una sarta de mentiras de la derecha.
Pero toda la ciudadanía suma hoy fuertes motivos para desconfiar del sistema judicial, los partidos y los medios de comunicación.
En.Republica Dominicana, también se sumaron muchos medios y periodistas, Políticos, que hoy dirigen el poder, de gran ruedo de opinión, y se ensarsaban en los delirios de ver al Lula amigo del PLD, prisionero del Establishment, y con griillete, pero volvieron a fracasar en sus pilares de sinvergüenzas lacayista.
Deja un comentario