De nuevo crisis política en Haití
Por Freddy Angel Castro Díaz 21-02-2021
Al final, el país debe apostar a una agenda institucional; para eso deberá colaborar con la OEA y la ONU siguiendo una ruta que ponga fin a la permanente inestabilidad política.
De manera recurrente tenemos una crisis política en Haití -siendo generoso-, pero la verdad es que Haití vive en crisis. Los medios para formular los reclamos de los actores sociales son extremos, en cualquier protesta destruyen vidas y propiedades, devastando su frágil economía.
La institucionalidad es escasa y la inversión internacional esporádica. La vida partidaria es una estratificación del escenario político, caracterizada por una multitud de candaditos presidenciales y débil sistema electoral. Es un Estado fallido, no puede emerger del marasmo sin la comunidad internacional.
Los factores de la nueva crisis se expresan en una interpretación constitucional. El mandato constitucional es 5 de años, el traspaso de mando es el 7 de febrero. El actual mandato estuvo precedido de una crisis política electoral, que impidió la celebración de la segunda vuelta. El presidente Jovenel Moise asume el 2017.
El fondo es un asunto de interpretación constitucional del artículo 134.2 de la Constitución que dice: El presidente electo entra en servicio el 7 de febrero siguiente a la fecha de su elección. En el caso de que el escrutinio no pueda tener lugar antes del 7 de febrero, el presidente electo entra en servicio inmediatamente después de la validación del escrutinio y se considera que su mandato comienza el 7 de febrero del año de las elecciones.
El viacrucis electoral tiene su primera caída cuando anulan las elecciones de octubre de 2015, tras celebrarse la primera vuelta, Moise obtiene la mayoría de los votos, pero como siempre el síndrome Latinoamérica aparece la figura del fraude. Una vez más la situación de ingobernabilidad lleva al presidente del Senado, Jocelerme Privert, a la jefatura del Estado el 7 de febrero de 2016 durante 12 meses.
Haití celebra nuevas elecciones en noviembre de 2016 y Moise gana en la primera vuelta y asume la Presidencia el 7 de febrero de 2017. No hay que hacer un despeje de una fórmula de física cuántica o usar la Telemetría. Los partidarios de presidente argumentan que debido a la existencia de la crisis, el presidente no pudo asumir su mandado, inmediatamente al año después de su elección, es decir, 7 de febrero de 2016, sino un año después la crisis política en 2017.
La oposición política encabezada por la Familia Lavalas, el presidente del Senado, Joseph Lambert, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, el Colegio de Abogados, la Iglesia católica y los evangélicos piden la renuncia del presidente por haber cumplido su mandato el pasado 7 de febrero.
El presidente Moise tienen apoyo de su partido, Tèt Kale, junto otros 15. Es importante destacar que la Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y otros países apoyan la agenda política de Moise. Por su parte, la ONU también ha anunciado que brindará apoyo técnico a las autoridades encargadas de organizar las elecciones de 2021
El presidente Moise gobierna por decreto desde enero de 2020, cuando se disolvió el Parlamento sin celebrarse elecciones para renovarlo. El profesor de la Universidad Estatal de Haití Sonet Saint-Louis defiende la tesis de que las elecciones de 2015 y 2016 forman parte de un mismo proceso, defiende el final del período para 2021.
La periodización electoral es todo inseparable y que hay que contar desde el mismo año 2015. Además agrega, que la disolución de la legislatura que debe acabar con una diferencia de 12 meses como paso en el año 2020, apuntala esta tesis.
Lo más trascendente de este proceso no es la permanencia o no de Moise, sino la agenda política que desarrolla con una propuesta de reforma constitucional, que contiene una valoración de los recursos humanos, financieros y económicos para impulsar el desarrollo nacional.
La restructuración de los poderes estatales en materia de gobernanza política, económica y sociocultural. La lucha contra la impunidad de los delitos en el ámbito social, económico y financiero, así como el tratamiento efectivo de las controversias administrativas y electorales
La reforma constitucional pretende modificar el sistema político en Haití con cambios importantes, como son: eliminación del Senado y de la figura del primer ministro y establecimiento de la figura del vicepresidente para que sea elegido por sufragio universal junto al presidente de la nación.
Reforzará el ámbito de control de la acción del Ejecutivo, introduciendo plazos para votar las leyes y ratificar los nombramientos, tratados, convenios y acuerdos internacionales. En materia de justicia la creación del Fiscal General y un Tribunal de Casación.
Al final, el país debe apostar a una agenda institucional; para eso deberá colaborar con la OEA y la ONU siguiendo una ruta que ponga fin a la permanente inestabilidad política. Lo inteligente para nuestro país sería apoyar la agenda institucional -lo dejo de tarea-; es de interés estratégico nuestro la estabilización de Haití
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