República Dominicana, sedienta de un liderazgo transformacional
La República Dominicana será transformada cuando se levante un liderazgo que esté por encima de lo temporal, de lo superfluo y de lo efímero; un liderazgo que no tema decir la verdad, y que ponga la agenda del pueblo y del Estado por encima de los intereses de los partidos políticos.
Por muchos años nuestro país ha sido dirigido por líderes que no poseen una idea clara del Estado; debemos observar la historia y analizar el carácter de algunos líderes que impactaron su nación; de hecho, sería sabio analizar el coraje de esos líderes sin tomar en cuenta sus ideologías políticas y recordando que los cambios que ellos lograron fueron fruto de una marcada visión, de una planificación cautelosa que los llevó a materializar los cambios que ellos querían alcanzar.
En la República Dominicana necesitamos líderes que modelen a un Franklin D. Roosevelt, quien levantó la economía después de una depresión económica que sufrió los Estados Unidos. Necesitamos líderes con coraje como un Lee Kuan Yew, quien convirtió a Singapur en un país seguro, rico y limpio. Cuando tengamos esos líderes con coraje, con integridad y con capacidad gerencial, nuestro pueblo dejará de caminar en la pobreza, gozaremos de seguridad y hasta convertiremos la basura en fuente de producción.
El presidente que quiera transformar el pueblo dominicano tendrá que pagar un precio muy alto porque hay sectores que no les interesa que nuestro país se arregle, y harán todo lo posible para impedir la equidad y la justicia; pero recordemos a Nelson Mandela, quien dedicó su vida a luchar contra un conjunto de leyes que discriminaron a los negros e indios de Sudáfrica y otorgaron privilegios a la minoría de población blanca durante más de 50 años. Cualquiera que planifique producir oportunidades y equidad, que tanto hace falta en el pueblo dominicano, debe recordar que siempre habrá un precio, como el precio que pagó Mandela, que le costó 27 años en la cárcel.
Nuestro país no se transforma con sonrisas, no es suficiente ser carismático para producir cambios sustanciales, necesitamos líderes con carácter y que modelen la política como lo hizo José “Pepe” Mujica; su filosofía de vida y el modo de vivir modesto, en contraste con otros presidentes, atrajo la atención y despertó gran admiración. Realmente, seamos de izquierda o de derecha, tenemos que admitir que Pepe Mojica desafió el viejo estilo de hacer política.
Es importante señalar que el líder auténtico está sujeto a las leyes y a la constitución. El profesor Juan Bosch, por ejemplo, realizó el primer intento sinceramente democrático en la política dominicana. El profesor Bosch, reformó la Constitución de la República de la Era de Trujillo; sin embargo, en los últimos 25 años nuestra constitución ha sido manipulada y ultrajada.
Si queremos ver una transformación en nuestra nación, el pueblo dominicano debe ejercer la potestad ciudadana y unir voluntades para exigir que nuestros gobernantes y funcionarios ejerzan su trabajo con excelencia, con pasión y con integridad; cuando unamos voluntades tendremos la autoridad para elegir a líderes que no teman perder su imagen, que no anden detrás de aplausos; líderes que caminen con el pueblo, con los empresarios, con los campesinos, con todos los sectores. Sólo así, nuestro país será próspero, seguro y transformado.
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