Liberémonos de las presiones y forjemos nuestras metas
Por: Samuel Luna
La época actual nos invita a reflexionar y nos lleva a ubicarnos en un ángulo existencial que nos permite realizar una mirada minuciosa al liderazgo político que hemos tenido durante la historia dominicana; esta reflexión nos capacita para analizar con ojos críticos y sin tapujos nuestra tortuosa y accidentada política gubernamental. Si lográramos hacer ese ejercicio, llegaríamos a la conclusión de que el comportamiento de la mayoría de los líderes políticos de la República Dominicana es inexacto, es impredecible y es anárquico; diríamos que poseen una conducta disfrazada de risas carnavalesca y al mismo tiempo de llantos y explosiones para ganar empatía. Asimismo, nos daríamos cuenta de que ellos son rápidos en su accionar y al mismo tiempo frágiles, hasta el punto que se fraccionan ante cualquier tentación u oferta que se desliza en la epidermis que protege su ser, penetrando en cada poro de su atrofiada y débil dignidad, hasta dejarlos de rodillas y sin trascendencia alguna.
Si como pueblo nos paráramos en una ventana que nos permita contemplar los errores de nuestros líderes en el Estado, y observáramos con responsabilidad y coraje, notaremos que nuestro proceso de evolución realmente ha estado involucionando; por esta razón, nos hemos sentido más distantes de aquellas metas que ellos mismos han establecido al pueblo. La mayoría de estas metas son irreales porque han surgido de una conducta socialmente pecaminosa, egocéntrica y oportunista; eso nos explica la razón por la cual tenemos una delincuencia incontrolable, una tasa de desempleo que golpea a la juventud y un alto costo de la vida que priva al pueblo dominicano de vivir como manda la constitución dominicana, con dignidad y equidad. Todo esto sucede porque sus metas son falsas y basadas en conceptos prefabricados, no surgen de individuos que tengan una doctrina y una cosmovisión cristalizada del Estado, del poder, de la justicia y de la libertad.
En calidad de pueblo y como dominicanos, nos han condicionado y limitado para que nos sintamos como los meteoroitos, que cuando se acercan a la tierra reciben una alta presión de aire que penetra en los poros del objeto, provocando explosión y desintegración; así nos sentimos los dominicanos, cuando pensamos que estamos llegando a nuestros sueños, somos interceptados por presiones ideológicas, por intereses partidistas que están por encima de los beneficios colectivos y democráticos.
Tenemos presión con nosotros mismos, no sabemos que queremos, no sabemos hacia dónde vamos; esta presión tiene que ver con nuestro nivel de identidad, una falta de identidad que no nos permite avanzar ni permitimos que los demás avancen; tenemos presión de algunos sectores empresariales y religiosos; presión de sectores ocultos y perniciosos; presión ideológicas y de muchas creencias que forman paradigmas vandálicos y vulgares; presión socioeconómica que nos doblegan y nos hacen caminar más lento, como si estuviésemos arrastrando los pasos en calles polvorientas, en un entierro de ancianos exhaustos y sin destino.
Algunas de esas presiones se generan en el corazón del ser humano, otras son frutos de líderes políticos negligentes, chapuceros, aprovechadores y socialmente miopes. Es tiempo de que el pueblo dominicano se libere de las presiones que por tantos años lo han mantenido desorientado, de que elija a líderes sanos y de que forje sus propias metas. Creo firmemente que como nación, ¡podemos lograrlo!
Deja un comentario