EL DEBATE POLÍTICO EN ESTADOS UNIDOS PRIMER ROUND
Por Henry Polanco
Este martes 29 de septiembre sera el primer debate político entre los candidatos Joe Biden democrata y Donald Trump, republicano y presidente a la reelección por ese país, primera potencia mundial.
El debate político televisado es parte de la cultura política norteamericana y donde se dan anera formal con el desarrollo de los medios de comunicación, por tanto aunque ya no deciden directamente sobre la mayoría del votantes, sigue siendo la pieza angular para apuntalar la mano en la Casa Blanca.
Es asi que se constituye eesencialmente de un show que está diseñado para enfocarse más en la forma y las apariencias mas que en los contenidos de los discursos y planteamientos reales del desarrollo político y porvenir de EEUU.
La misma opinión pública estadounidense se concentra más en el comportamiento de los contendientes que en sus posiciones políticas y muchas veces vemos más farándula política que análisis de propuestas reales
Es de hecho, si alguno se percibe como débil o poco enérgico, si muestra nerviosismo, si manifiesta inseguridad o si comete errores mentales evidentes, puede ser suficiente para que la gran prensa lo declaren el perdedor de la noche, por lo que seguró veremos muchos memes en ese sentido.
Por qué en la práctica, son los medios de comunicación los que actúan como los jueces de esta disputa, lo que incide en la percepción del público general y son los que se llevan la mejor tajada del pastel.
El ambiente político en que se inserta este debate, y en especial, la agresiva campaña de descrédito protagonizada por Trump contra Biden encontrará en este evento su punto culminante de realización.
El mandatario estadounidense ha esperado con ansiedad este momento al considerar que es su mayor oportunidad para demostrar que el aspirante demócrata no está mentalmente capacitado para ser presidente, carece de energía para ese cargo y no cuenta con el temperamento apropiado, sobretodo lo invitado a que se drogues antes del debate.
Y en consecuencia, será un debate sin precedentes debido a que uno de los participantes se centrará en adoptar un comportamiento abiertamente confrontacional, agresivo, temerario y grosero, tremendista y arrogante.
Algo a lo que le ha sacado provecho en su administración, pese a los desatinos cometidos, llegándose a proclamar en la pasada convención republicana, cómo el Salvador de los Estados Unidos.
Es en esencia, que Trump se mostrará tal y como es. Hace unos meses, Hillary Clinton sintetizó cómo sería ese estilo: “Él irá preparado para insultar, burlarse y amenazar con su presencia”. A partir de la conducta previsible del aspirante republicano, las miradas estarán enfocadas en cómo Biden manejará esta situación.
La esencia principal de la estrategia republicana será provocar a Biden y convertir el debate en un ejercicio de demostración de quién se ve más fuerte y seguro, frente a temas de seguridad nacional, frente a los supuestos enemigos del sistema político norteamericano.
Como no obstante, la ofensiva para proyectar a un rival demócrata incapaz, frágil e inferior también es un arma de doble filo y podría ser un error de alcance estratégico que solo se sabrá la noche de este martes.
Si Biden se presenta sin cometer errores graves y se maneja adecuadamente, entonces se derrumbará el estereotipo que ha tratado de imponer Trump para desviar la atención y evitar una discusión sobre los graves problemas que están golpeando al pueblo estadounidense. En este sentido, el debate se organizará en 6 segmentos de 15 minutos cada uno.
Los temas que se abordarán serán los siguientes: La historia de vida de Trump y Biden, la Corte Suprema, La COVID – 19; la economía; raza y violencia en las ciudades y la integridad de las elecciones.
El moderador será Chris Wallace, quien es uno de los presentadores de Fox News, la empresa de información oficial y conservadora de Trump y que maneja la publicidad oficial del mandatario.
La primera pregunta será dirigida a Donald Trump, quien tendrá aproximadamente dos minutos para responder. A partir de los temas previstos y atendiendo a las circunstancias que vive Estados Unidos, es obvio que en principio Trump se encuentra en una posición a la defensiva si el debate se enfoca en el desastroso manejo de las múltiples crisis por las que transita su país. Tras la increíble crisis del COVID-19.
Por esta razón, sus esfuerzos estarán encaminados en tomar la iniciativa y personalizar el intercambio convirtiéndolo en un verdadero caos. En este sentido, el rol del moderador puede marcar la diferencia debido a que tiene el gran desafío que el debate no se le vaya de las manos y se imponga el ritmo del aspirante republicano.
Joe Biden no solo tendrá que lidiar con el reto de conducirse sin cometer desatinos que puedan ser explotados por Trump sino que deberá convencer y persuadir a un electorado demócrata muy diverso y heterogéneo que va desde posiciones moderadas hasta los denominados progresistas.
En esté grupo es donde debe inspirarse mas el democrata ya que si los progresistas que encabezó el Senador Bernie Sanders no acuden a votar y defender el voto, así como un gran número de organizaciones sociales no se sienten representadas. Volvería a ocurrir los mismos que el 2016 que los conservadores logren la reelección de Trump en sus Estados Clave.
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