A qué modelo apostar en el covid 19 neolibaralismo o progresismo
Tras más de seis (6) meses de crisis sanitaria a nivel mundial, cuando todos creíamos que el mercado neoliberal había logrado fortalecer los grades sistemas de Salud de las potencias occidentales y por ende capitalista.
El Coronavirus ha demostrado que las tesis y paradigmas presentados como los grandes valores del incipiente sistema Social democrático de derechos, enmascarando como el Superman de los derechos humanos entre comillas, pero explotador y draconiano con los derechos de los trabajadores, excluidos y alienados de la sociedad del libre comercio del consumo, como etiquetado el gran ciudadano, no fue más que escaramuza de engaños, manipulaciones y asociaciones del gran capital.
No cabe la menor duda, que la crisis está impactando en la forma de concebirse los modelos políticos, importantes sobre todo los que se han habían convertido en los ejemplos a seguir para los Estados en subdesarrollo.
Así, la disputa que viene se concentra en si las fórmulas políticas exitosas pueden sobrevivir la coyuntura y fortalecerse o si viene un derrumbe generalizado de los modelos, preconcebidos y los Gobiernos ultraconservadores o los pocos gobiernos progresistas que aparecen.
La República Dominicana concluyó su proceso electoral y con grandes dificultades, pero de forma exitosa para que la comunidad internacional emprenda las formalidades de elecciones en tiempo real de Coronavirus, no sabemos si será un proceso a imitar por los restantes países que están llevando a cabo proceso electoral. Pero es posible que sea similar.
Quien primero se pone a prueba es EE.UU. Con las elecciones de noviembre, justo en un momento en que el que el choque civilizacional está en su máximo esplendor y sus fuerzas armadas han tenido que entrar en el debate político para desmentir la Hipótesis demócrata de que Trump no querrá entregar el poder si pierde.
Una tensión digna de un país subdesarrollado, además son las grandes protestas contra el Racismo que han sido parte de la división y discriminación racial en los Estados Unidos. Pero no sólo en Norteamérica. El declive económico de Reino Unido y varios modelos europeos, las dudas sobre Bolsonaro en Brasil. El dúo de los Fernández en Argentina. Y un López Obrador en México son grandes incógnitas.
Todos apostaron por desmeritar la pandemia y burlarse de la situación general, e inclusive de utilizar la comunidad internacional contra China, por la propagación de la pandemia. Al parecer todo lo hicieron para salvar la economía. Hoy, baten récords en cantidad de muertos por el virus y de caída en sus economías.
De nada sirvió la política de la indiferencia del coronavirus, Bolsonaro y Trump han fracasado porque si bien no les importaba el contagio masivo del virus y llegaron a ser el primer y segundo país en muertes del mundo, también vieron caer al máximo sus economías.
Es decir, obviaron la importancia de salvaguardar vidas (hasta ahí nada nuevo para el neoliberalismo), pero no consiguieron mantener la economía, que tanto empeñó pusieron por mantener por encima de las vidas humanas.
Produciendo un modelo que no sirve para ninguna de las dos demandas sociales más importantes del momento. Es el populismo de derecha el que viene a pasar una prueba de fuego porque está en juego su sobrevivencia. Y no solo lo acechan las propuestas progresistas, sino también los estados profundos de desconformidad a quienes se le ha enfrentado.
La República Dominicana con su nuevo gobierno se prepara para dar el salto según sus nuevas autoridades, al son del liberalismo y paridad Norteamericanos y dice reactivar una economía que aunque no crecerá un dígito, se mantendrá nivelado en la tabla de posiciones, pero siendo una economía de servicios y con apegos a los principios del mercado global, tendrá los embates del mismo, ya que su producción nacional hace tiempo que dejó de funcionar, en tal sentido el esfuerzo del actual Gobierno se centra en dinamizar los sectores que promueven y producen divisas para la pequeña economía Dominicana.
Por lo que vemos que se acerca en el horizonte una reforma fiscal, pro liberal que reducirá la acción del Estado y un gobierno complaciente para los sectores empresariales y la inversión extranjera desde los Estados Unidos y Europa. Nada de Chinas, pese a las ofertas del gigante asiático.
El hombre nuevo va con Pompeo, para equilibrar los intereses de los distintos sectores productivos y geopolíticos que definen el modelo de gobierno a seguir y se propone varios retos para ello, emancipar la luchas contra la corrupción cómo una canción rayada.
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