¡Nos han fallado! , ¡ tomemos el control!
Nos han fallado por generaciones, nos han mentido, votamos y no confiamos en la logística del proceso electoral. Nos arrastran, nos pisotean y vuelven cada 4 años para hacer lo mismo en nombre de una democracia que supuestamente legitimiza sus roles como servidores públicos.
Nos han fallado, son depravados, bellacos e indignos. Han fallado porque cualquier gobierno que no respeta los derechos fundamentales del ser humano, es un gobierno malo e infructuoso. Cuando no se respeta el derecho a la vida, el derecho a la prosperidad y el derecho a la libertad, ellos mismos, sigilosamente se autoaniquilan. La historia nos revela que cuando se degrada y se viola el derecho de un pueblo, las consecuencias son funesta. Es bueno que el pueblo entienda que la mayoría de los gobiernos son ilegítimos; en el año 2016 según el Índice de Democracia, solamente 19 de 167 países estudiados son realmente democráticos. Es saludable traer a la memoria al gran filósofo británico John Locke, quien afirmaba que si un gobierno viola los derechos fundamentales, el pueblo tiene derecho a reemplazarlo.
Nuestro voto es un derecho fundamental y en cada período electoral es violado por casi todos los candidatos y funcionarios. Esto nos da el derecho de ilegitimizarlos, repudiarlos y descartarlos para que nunca opten por posiciones administrativas y gubernamentales.
Nos han fallado porque casi todos los que nos han gobernado, abandonaron el papel de gubernamentalidad, no han respetado ningún derecho fundamental, no dan rendición de cuentas, no practican la política preventiva para que no crezca la corrupción en los servidores del Estado, no ejercen la transparencia en el orden público, compran su legitimidad y tuercen hasta la Constitución del Estado. Y con todo esto, permanecen en sus posiciones, y desde ahí, siguen royendo los tuétanos que dan vida al país, y se alimentan del néctar que produce el Estado, un néctar que debería ser distribuido en el pueblo con equidad, justicia y transparencia.
Nos han fallado porque no nos han provisto un ambiente de seguridad. La seguridad está relacionada con castigar y disciplinar al culpable; pero no, pasa todo lo contrario, ellos premian a los culpables y castigan a los que promueven la seguridad y el imperio de la ley.
Nos han fallado porque el engaño dentro del marco democrático ha sido tan obvio y cínico, que nos hacen creer que están sirviendo a la nación, se aprovechan de los eventos catastróficos y aun de la misma pobreza que ellos han planificado, y luego fabrican falsas plataformas de compasión pagana, distribuyendo durante la pandemia, mascarillas y fundas de comida, lo cual no es malo, pero cuando se regala para comprar la dignidad del ser humano, lo sacro y lo hermoso se tiñe de sangre.
Cuando un gobierno canaliza un tipo de ayuda, este acto no debe verse como una virtud o un regalo, es simplemente el deber hacía un derecho natural. Ningún gobierno debe ser aplaudido por dar, pero si debe ser legitimizado por cumplir y hacer cumplir la ética administrativa.
Los ciudadanos dominicanos están tomando una actitud casi suicida al no seguir los reglamentos gubernamentales, están construyendo una dictadura basada en la figura de una persona, están permitiendo que la corrupción se convierta en algo aceptable, posible y negociable. Además, hemos abandonado los principios que crean prosperidad en las naciones estables, estos son: Apego al Estado y no al individuo, integridad , equidad, libertad y dignidad; de hecho, cuando poseemos dignidad, tenemos la capacidad de tratar a los demás como el creador nos trata a nosotros. ¿Y cómo nuestros gobernantes nos han tratado? No tengo que responder, es obvio. Insto a la Nación que se ponga de pie y abrace esos valores y principios, de lo contrario, sin darnos cuenta, fabricaremos un enorme ataúd para enterrar una democracia que siempre ha querido brindarnos una vida placentera y próspera. Yo optaría en fabricar ataúdes morales, para enterrar las acciones de aquellos que nos han fallado, que nos han mentido, que han comprado la dignidad de todo un pueblo. Optaría en enterrar las acciones de aquellos que usan la democracia como herramienta para entrar al Estado y destruir lo más bello de la democracia; por eso, es tiempo de hacernos tres preguntas: ¿Cómo hemos sido gobernados? ¿Cómo nos están gobernando ahora? ¿Cómo queremos ser gobernados?
¡Nos han fallado! , ¡tomemos el control !
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