EL SIGLO XXI, Y EL DESCENSO MUNDIAL DE LA HIPERPOTENCIA EEUU,
Por Henry Polanco
Estados Unidos es una gran potencia mundial, y la exposición máxima del capitalismo desarrollado y por ende del paradigma neoliberal mundial, según honrosa excepciones.
Por ello.Desde la llegada de los primeros conquistadores británicos a suelo de América del Norte en el siglo XVI, el empuje capitalista fue arrollador, desde toda América hasta Asia, Europa, África, y Oceanía.
Llegó ha crecer ininterrumpidamente por décadas, llegándose a constituirse en un fiero rival de las antiguas potencias europeas.
Tanto fue así, que apenas entrado el siglo XIX pudo proclamar ya su llamada Doctrina máxima, denominada Monroe (“América para los americanos”, la totalidad del continente americano para nosotros, los Estados Unidos), demarcando su territorio “natural” frente al capitalismo europeo.
En su desarrollo y expansión siguió imparable, siendo ya en los inicios del siglo XX quien marcaba el rumbo mundial, en todo sentido la civilización norteamericana alcanzaba su plenitud máxima y su acogida mundial por el éxito de la economía mundial.
Asi que después de terminada la Segunda Guerra Mundial, en 1945, cuando quedó constituida como la gran potencia capitalista, líder absoluto del planeta, arribamos a conocer algo más que país potencia a Super potencia mundial, algunos expertos como Zrzezinkis, en su Tablero del Ajedrez Mundial más lacónico la designan como hiperpotencia mundial.
Tras finalizar la segunda guerra mundial con Europa Devastada luego de la contienda, con una Unión Soviética triunfadora en el mismo conflicto de guerra pero con grandes pérdidas materiales y humanas, Estados Unidos aparecía como imbatible. Productor de más del 50% de la riqueza mundial, con el monopolio del arma nuclear y un fabuloso desarrollo científico-técnico que superaba a todos, sus competidores y su hegemonía fue indiscutible durante décadas.
Por años estableció el ritmo de la economía, la política, la cultura y la supremacía militar en todo el Globo terráqueo nadie parecía competir con la Superpotencia mundial.
Fue entonces cuando apareció una unidad de Estado como fue, el primer Estado obrero y campesino del mundo, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pasó a ser su gran enemigo La Guerra Fría (enfrentamiento en el plano ideológico que no llevó al choquedirecto a estos dos grandes países, pero que se libró en terceras naciones, quienes pusieron los muertos y la destrucción)y esto fue, para Estados Unidos, una forma de neutralizar el ideario socialista, y un gran negocio (la industria militar pasó a ser fundamental en su economía).
La gran potencia fijaba las reglas de juego de todo el mundo capitalista, haciendo de su moneda, el dólar, el patrón obligado de toda transacción comerciales a nivel mundial, y además el modelo financiero a seguir, sin duda una dominación imperial desde lo político, militar, cultural, y económico, que son las cuatros pirámides del imperio.
Pero algo comenzó a suceder.
La pujanza espectacular de los primeros cuáqueros del Mayflower que crearon la grandeza norteamericana en los siglos XVII y XVIII comenzó a dar lugar a un hedonismo consumista que pasó factura.
La sociedad estadounidense, convertida en imperio mundial hegemónico, consumía más de lo que producía. Eso es inviable, y la dura realidad mostró la falacia.
Como su poder global asienta en su moneda que en realidad no tiene un genuino respaldo orgánico, la deuda que fue contrayendo, técnicamente impagable por lo abultada, no traía especiales problemas.
El mismo país emitía la moneda con que se pagaba la deuda. El resguardo último de su poder no fue ya entonces su economía sino sus fuerzas armadas.
Estados Unidos se convirtió en el “matón” planetario, desarrollando un poder militar sin precedentes. Con la caída del campo socialista en la década del 90 del pasado siglo, si bien su economía no iba viento en popa como en décadas pasadas, su hegemonía no se discutía.
Pero el mundo empezó a cambiar en estos últimos. tiempos. Caída la Unión Soviética y desaparecido el bloque socialista este-europeo, Estados Unidos vivió por unos años la ilusión de imperio absolutamente imbatible, sin rivales a la vista. Mundo unipolar, se dijo, en Fukuyama y los diestros Think tank de pensamiento.
Años después, entrado el siglo XXI, la República Popular China, con un complejo modelo de socialismo de mercado (“dos sistemas, un país”), pasó a ser una super potencia económica, y la Federación Rusa, recompuesta luego de su colapso y con un portentoso nuevo poder bélico, aparecieron como dos grandes desafíos a la hegemonía unipolar de Washington.
La glotonería hiper consumista del american way of live, ya muy alejada de aquella ética puritana de los inicios, hizo que se detuviera su empuje inicial (más consumo que trabajo), siendo reemplazado en su papel de “locomotora de la humanidad” por otros esfuerzos.
Hoy Estados Unidos produce apenas el 18% del producto mundial, pero sigue consumiendo alocadamente de un modo frenético. Eso, sin dudas, es insostenible, y hay que pagarlo.
Estados Unidos, desde la Doctrina Monroe de 1823 en adelante, consideró a América Latina como su natural patio trasero, su depósito de recursos naturales y mano de obra barata, además de mercado obligado para su producción.
Esi fue así durante todo el siglo XX. Aunque la historia la escriben los ganadores, pero los perdedores también la hacen aparecieron posteriormente “piedritas en el zapato” para la dominación hemisférica de la Casa Blanca.
En 1959 se da la primera revolución socialista en Latinoamérica, en Cuba, la cual a resistido todo los embates de la furia de politicos mafiosos y corruptos que han llegado a la Casa Blanca.
Posteriormente aparecen nuevas “irreverencias” contra el imperio: la Revolución Sandinista en Nicaragua en 1979, otro verdadero faro de resistencia en un país denominado el segundo mas pobre del continente americano
Y cómo si esto fuera poco la Revolución Bolivariana en Venezuela hacia 1998 con su proclamado socialismo del siglo XXI y la nacionalización de las reservas petroleras, con un Gigante que se creó en la dignidad y la visión del líder libertador de cinco naciones, Simón Bolívar, y un Chávez que reivindica el su pensamiento.
La lucha de clases y la dinámica de las contradicciones sociales insalvables nunca terminaron, y Chávez la despertó con su triunfo y su Concepción antiimperialista y antineoliberal, en un momento difícil para la humanidad, y con amenazas de guerra y desesperación de regiones como Medio Oriente.
Todas esas afrentas demostraron que(la historia no había terminado, pese a la ostentosa proclamación de Francis Fukuyama ante la caída del Muro de Berlín), más la reaparición de Rusia y China en la escena internacional como incuestionables nuevas potencias de alcance global, han prendido las alarmas de la clase dominante estadounidense, y hoy buscan afanosamente frenar frente a un mundo convulsionado la inminente derrota de su hegemonía política, económica, militar, a nivel mundial.
Y Más aún: la presencia de estos países euroasiáticos en la dinámica latinoamericana ha hecho ver a Washington que los tiempos habían cambiado.
Y que el mundo dejó de ser unipolar. Y hoy se proclama la convivencia multipolar, si es que queremos sobrevivir en el planeta tierra y mantener la existencia humana algunos siglos más.
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