¿PARA QUE SIRVIÓ EL DEBATE POLÍTICO MUNICIPAL ?

Henry Polanco
Lic. en Derecho y Maestría en derecho Internacional y Ciencias Políticas

Por Henry Polanco

Hace algunos días anunciaron la realización de debates políticos por parte de los aspirantes a las alcaldías municipales de los principales municipios del país, a raíz de la próxima elecciones generales que se realizarán en República Dominicana, este domingo 16 de febrero.

Este nuevo evento comunicanal sobre la política Dominicana, no tiene ningún efecto para la cultura política nuestro país ya que las propuestas o temas de discusión que realizan en un evento de esta naturaleza, no es percibido por la población en general del votantes, ya que no tenemos la cultura política del debate como fórmula de inspiración a los ciudadanos electorales,

El debate electoral o también conocido como debate político.  es un tipo de debate político en el cual, los candidatos a un proceso de elecciones, se confrontan ideológicamente, en igualdad de condiciones, exponiendo las propuestas de sus eventuales programas de gobierno, así como también su postura frente a diferentes temas contingentes o controversiales de interés nacional.

De este modo, los votantes, en especial los llamados «indecisos», puedieran despejar sus dudas sobre un candidato e incluso cambiar o definir su intención de voto,

Eso realmente es parte de la cultura política del debate en países donde hay una clase media independiente de las políticas que generan los famosos estados modernos,
Pero en República Dominicana donde existe, la injusticia social, y la desigualdad como normas y donde el desarrollo se basa en quién detente el poder, las clases dominantes, se excusan, de los problemas reales de la población, electoral, y las televisoras, Radio, y Medios de comunicación sólo llevan al debate el sensacionalismo morboso, sin difundir las ideas u programas, que contribuyan al deseo de las mayorías de electores,

En tal sentido los dominicanos siempre buscamos y nos comprometemos con los políticos que hacen el dia a día, sin importar si hay afinidad ideológica o de propuestas, sociales reales, es una sociedad cansada de engaños y de falsas promesas. así como de profetas mesiánicos que tratan de sembrar falsas esperanzas de cambios y que por lo tanto fomenta y hunden más al país en la corrupción y el paternalismo político como forma de clientelismo político para mantenerse en las mieles del poder.

En principio se suponía, que en épocas de hegemonía de la democracia representativa, que era exclusivamente a través de los partidos políticos que se tramitaba los debates de las ideas y propuestas políticas,se presumía que los partidos eran los representantes de diversas corrientes de opinión política.

Pero una vez se empieza a cuestionar que los canales partidistas sean los únicos monopolizadores de la opinión ciudadana emerge, en los últimos decenios, la idea de la participación ciudadana o la denominada democracia participativa, como un elemento complementario de funcionamiento político en democracia y por lo tanto se plantea que los debates políticos trascienden los mecanismos partidistas.

El debate político, entonces, es algo fundamental en democracia, no sólo para que se expongan los diversos puntos de vista y las distintas tesis, sino también para que se haga control político de los gobernantes y de las instituciones en su funcionamiento y para que se conozcan propuestas diferentes para manejar los asuntos públicos.

Sin embargo, en nuestro caso, no es nada seguro que politico realmente comprometa al candidato o aspirante a cumplir con los objetivos planteados ni tampoco hay una consecuencia responsable, el debate se desvirtua, porque sólo son consideradas aceptables las ideas y tesis que se situan en la perspectiva de los grupos dominantes en cada momento, así recordamos en el anterior gobierno como se tienden a descalificar determinadas tesis o debates señalándolos como ‘cómplices o aliados del actos ilícitos ’ y de esta manera el debate político se desvirtua-, o en la perspectiva de personalizar las controversias y aún rondar los linderos de la calumnia, más que de ideas, propuestas, y proyectos de desarrollo reales.