MANGLARES: PROTECCION NATURAL CONTRA EL CAMBIO CLIMATICO
La pérdida y degradación de las praderas marinas, marismas y manglares liberan emisiones de carbono a la atmósfera, hasta hace poco tiempo no se le había otorgado la importancia que merecen estos tres ecosistemas costeros.
Pese a ser menos de 0.5% de la superficie marina mundial almacenan más del 50% del total de carbono proporcionado en los sedimentos oceánicos y en un año retienen una cantidad de
carbono equivalente a casi la mitad de las emisiones producidas por el transporte del planeta.
Los manglares son un tipo de arbusto único e irreemplazable adaptados para prosperar en ambientes salinos, son bosques asombrosos que crecen en zonas de áreas de mareas altas y bajas de regiones costeras tropicales y subtropicales que forman una valla defensora ante los fenómenos meteorológicos. La palabra mangle es de origen guaraní y significa «árbol retorcido».
Por su densidad y fortaleza reducen el impacto del oleaje y el viento, protegen contra las tormentas, son habitad para la reproducción, anidación y crecimiento de peces, aves, molusco, crustáceos y especies de relevancia económica entre otros beneficios impiden la erosión de playas y mantienen los sedimentos entre su sistema de raíces.
Los manglares protegen un gran número de organismos acuáticos, anfibios y terrestres. Muchas especies de aves migratorias septentrionales y meridionales se alimentan y anidan en el manglar.
Existen unas 55 especies de árboles de mangle a escala mundial, de los cuales solo cuatro están representados en la República Dominicana, estos son, el mangle Botón (ConocarpusErectus), el mangle Prieto (AvicenniaGerminans), el mangle Blanco (LagunculariaRacemosa) y el mangle Rojo (Rhizophora mangle).
En República Dominicana existen 20 áreas con ecosistemas de hermosos manglares abarcando un territorio de por lo menos 292 kilómetros cuadrados. Estos se encuentran localizados en la desembocadura de los ríos Higuano, Soco, Barracote, Yuna, en la Bahía de Manzanillo, Bahía de Samaná y en el Parque Nacional de los Haitises.
En nuestro país como en toda el área del Caribe existe la problemática de salvaguardar y restaurar los bosques de manglares esto es responsabilidad de los organismos estatales, así como también de toda la población.
Los ciudadanos estamos en la obligación de reportar cualquier ilegalidad a las autoridades por parte de empresas privadas especialmente de las cadenas hoteleras, empresas agrícolas o a cualquiera que destruya o saquee este importante tesoro patrimonial.
Es de vital importancia que las instituciones gubernamentales hagan cumplir las leyes existentes y estén al pendiente de estudiarlas cada cierto periodo de tiempo y modificarlas en caso de ser necesario.
En nuestro país tenemos La Ley General 64-00, sobre medio ambiente y recursos naturales, en ella el capítulo V está destinado a los recursos costeros y marinos en sus artículos números 145 y 146.
El articulo 145 expone “Los bienes de dominio público marítimo-terrestre o costas pertenecen al Estado Dominicano y, por tanto, son inalienables, imprescriptibles e inembargables. Todo ciudadano tiene el derecho a su pleno disfrute, salvo las limitaciones que impone la seguridad nacional, lo cual será objeto de reglamentación.
El articulo 146 plantea. “El Estado Dominicano asegurará la protección de los espacios que comprenden los bienes de dominio público marítimo-terrestre o costas y garantizará que los recursos acuáticos, geológicos y biológicos, incluyendo flora y fauna comprendidos en ellos, no sean objeto de destrucción, degradación, menoscabo, perturbación y contaminación.”
Superficies de manglar han sido afectadas de forma colateral por creaciones de infraestructura que han modificado los flujos hidrológicos como canales, dragados, presas y bordos. Además, los puertos y desarrollos inmobiliarios ponen en riesgo su permanencia, lastimosamente los fenómenos naturales también colaboran en su destrucción.
Es fundamental destacar el día internacional de la defensa del ecosistema manglar el cual se estableció en el año 2000, designándose para su celebración el 26 de julio con la finalidad de crear conciencia de la importancia de salvaguardarlos.
Es digno reconocer que los gobiernos y la sociedad civil han incrementado su formación en el conocimiento científico acerca de los ecosistemas costeros, han dado pasos sólidos en el progreso de la “ciencia del carbono azul” denominado así al carbono orgánico que captan y almacenan estos ecosistemas. Aunque es vital continuar renovando los esfuerzos, buscar respuestas y fijar estrategias adecuadas ante este complicado problema que marca la existencia en la tierra.
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