Uno a uno, todos los problemas medioambientales de Latinoamérica
Sin embargo, en los países iberoamericanos, como en buena parte del mundo, se han llevado a cabo prácticas peligrosas que amenazan con acabar con estos preciados bienes naturales. La contaminación, la deforestación y, en definitiva, la mala administración de las áreas naturales se ciernen como una amenaza sobre el subcontinente.
Cuando pensamos en el continente americano nos vienen a la mente imágenes de los interminables ríos, las cumbres andinas, la selva amazónica o el mar Caribe. Lugares que, ciertamente, albergan la biodiversidad más rica del planeta y que son el hogar de animales y plantas que únicamente es posible encontrar allí. Sin embargo, en los países iberoamericanos, como en buena parte del mundo, se han llevado a cabo prácticas peligrosas que amenazan con acabar con estos preciados bienes naturales.
La contaminación, la deforestación y, en definitiva, la mala administración de las áreas naturales se ciernen como una amenaza sobre el subcontinente. Algunas asociaciones como Vitalis Latinoamérica o el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC) han llamado la atención sobre determinados hábitos y prácticas que deben cambiarse de manera radical si queremos preservar el medio natural, imprescindible también para nuestra supervivencia. Estos son los problemas más graves a los que se enfrenta Iberoamérica.
1. LA DEFORESTACIÓN
Durante largo tiempo, la deforestación por medio de la tala de bosques creada con el objetivo de espacios para la agricultura, la crianza de ganado o la construcción han sido pan de cada día en la región. Además de la pérdida de biodiversidad, esta práctica conlleva enormes incendios forestales que emiten grandes volúmenes de carbono a la atmósfera, acelerando el calentamiento global.
El problema de la deforestación es especialmente en Iberoamérica, donde se encuentra uno de los grandes pulmones del mundo, la Amazonía. Los bosques cubren alrededor del 47 por ciento de la superficie terrestre de América Latina y el Caribe. Alimentan a una importante proporción de la población, generan ingresos claves para quienes trabajan en ellos y son una fuente de energía. Cada año América Latina y el Caribe pierde 2 millones de hectáreas de bosques. Sin embargo, una buena noticia dentro de la gravedad del problema es que la tasa de pérdida de bosques se está desacelerando: cayó de 4,45 millones de hectáreas por año entre 1990-2000 a 2,18 millones de hectáreas por año entre 2010-2015.
La desaceleración se debe principalmente a que Brasil se ha puesto a hacer los deberes y ha reducido su tasa anual de pérdida de bosque, pero también ha habido mejoras en las subregiones de Mesoamérica y el Cono Sur. Además, Chile, Costa Rica y Uruguay han mostrado un aumento en el área de bosque durante el período 2010-2015.
2. PÉRDIDA DE HÁBITATS Y BIODIVERSIDAD
El ser humano ha realizado un pésimo papel en la administración de áreas silvestres en el continente, donde la tala ilegal, la quema, la cacería furtiva y la destrucción de hábitats han acabado con un gran número de especies –algo que carece de solución– y han estropeado sistemas ecológicos.
El Informe Planeta Vivo 2014 de WWF indicó que dentro de las desastrosas cifras de pérdida de diversidad, el premio a la peor tendencia se la llevaba el Neotrópico, una región que básicamente se corresponde con América Latina y el Caribe, donde el descenso llega al 83 por ciento de las poblaciones de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles en los últimos 40 años. Los científicos coinciden en que la situación es grave, aunque algunos indican que hay que tener cautela con los datos que comparan varias regiones del mundo. Tortugas.
3. LA SOBREPESCA
La sobrepesca es un problema mundial y es uno de los causantes de que aproximadamente 1.000 especies se extingan anualmente en todo el mundo. En Iberoamérica esta problemática es una de las que más preocupa. Por ejemplo, el informe de 2014 ‘Estado de los Arrecifes del Mar Caribe’, de la Red Global de Monitoreo de los Arrecifes de Corales (GCRMN), indica que de continuar la sobrepesca, en especial del pez loro, los arrecifes podrían desaparecer en los próximos 20 años.
El motivo es que los peces loro se alimentan de las algas que extraen de los trozos de coral que se desprenden de los arrecifes. Los trozos de roca y coral son defecados como arena, que se acumula en las playas circundantes a estos arrecifes. De hecho, la cobertura original de coral en los mares del Caribe ya se ha reducido en un sexto, según este mismo informe. En el Caribe se encuentra el 9 por ciento de arrecifes de corales del mundo y representa uno de los más diversos ecosistemas en el planeta.
4. CONTAMINACIÓN EN AGUA Y AIRE
En la mayoría de las grandes ciudades de Iberoamérica la escena se repite: un cielo gris y unas inmensas nubes de humo que escupen camiones, buses y coches. La mala reglamentación en cuanto a la contaminación del aire emanada por fuentes industriales, energéticas y de transporte perjudica la salud humana y agrava el calentamiento global. Otro de los graves problemas es la contaminación de ríos y mares con aguas servidas o residuales, con escurrimientos agrícolas y con desechos industriales, que enferma a personas vulnerables, envenena el agua potable y mata la fauna salvaje. Esta es una realidad terrible para Iberoamérica, donde tres cuartas partes de las aguas fecales o residuales vuelven a los ríos y otras fuentes hídricas, creando un serio problema de salud pública y para el medio ambiente, según expertos del Banco Mundial.
El problema se vuelve especialmente preocupante en una región como esta, donde el 80 por ciento de la población vive en ciudades y una gran parte en asentamientos cercanos a fuentes contaminadas. Algunas de las consecuencias de la contaminación son las sequías, las inundaciones, las olas de calor, la elevación de la marea y el derretimiento de glaciares y placas de hielo.
5. LA URBANIZACIÓN
Iberoamérica cuenta con dos grandes megalópolis que aúnan a cerca de 20 millones de personas: Sao Paulo y Ciudad de México. Según el Fondo Mundial de Población de Naciones Unidas en América Central, en los próximos 20 años, la población urbana se va a incrementar en 40 millones de personas y va a pasar de 110 a 150 millones. Aunque este incremento supone un importante desafío, sin embargo, no tiene que ser negativo para el medio ambiente siempre que se apliquen las medidas necesarias. Si se piensa en un modelo más concentrado de ciudad, los servicios pueden llevarse con un menor costo y pueden generar menos impacto medioambiental.
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