¿Es posible soportar más calor?
No es noticia que en España estamos viviendo una ola de calor larga y sofocante. La queja habitual es que no se puede dormir y mucho menos salir de paseo, el ambiente en algunas zonas se reseca y en otras está cargado de humedad, lo que hace el aire irrespirable en ocasiones, de tan caliente que se siente; hay que tomar precauciones por que el riesgo de deshidratación es peligroso, sobre todo en los sectores más vulnerables de la población: niños y ancianos. Y esto no tiene pinta de acabarse en breve.”
¿Otro récord? En 1975 fue el último año en el que se dio la ola de calor más larga, le sigue 2003 con 16 días consecutivos y ahora llevamos dos semanas ininterrumpidas de bochorno climático. Y lo que nos queda, porque según fuentes de AEMET podríamos establecer un nuevo record histórico, ya que aparentemente estaríamos viviendo el mes más caluroso de los últimos tiempos. Todo comenzó el 26/6, tuvo algunos picos y valles, pero se espera que las temperaturas se eleven nuevamente. Y es que mientras el aire siga inmóvil y el sol irradiando de plano, las condiciones no variarán.
Además del riesgo que representa que los termómetros se mantengan por encima de los 40 º C para el bienestar y la salud de humanos y animales, es notorio el peligro que existe de incendios a todo nivel, especialmente forestales, los problemas con las cosechas que podrían perderse y la sequía. “Sangre caliente” Otra de las consecuencias del exceso de calor es que suele ser un desencadenante de irascibilidad en las personas, pues como no podemos paliar el calor, nos irritamos por nimiedades y aflora el mal humor.
Este hecho está científicamente comprobado por estudios que sostienen que los cambios climáticos afectan la estabilidad emocional y pueden desencadenar hechos de violencia. De alergias y toses “raras” Por si quedaban dudas de la existencia del cambio climático y sus efectos devastadores a todo nivel, el calor ha afectado de manera sistemática a muchísimas plantas y ha adelantado la polinización de las mismas hasta en cuatro semanas, provocando desde el mes de mayo un mayor número de crisis de alergias y brotes asmáticos (los más altos desde 2007) a los que la persistencia del calor no ayuda a superar.
Además de proliferar antes de tiempo, han aumentado su carácter alérgico, es decir que los diversos pólenes son más potentes y por tanto se necesita apenas una concentración de treinta y cinco gramos por metro cuadrado de aire, (quince más de los que eran precisos hace unos años) para desencadenar problemas respiratorios y alérgicos. Y por si no fuera suficiente, según fuentes especializadas, existe un “nuevo” mal relacionado con estos niveles de contaminación polínica que puede provocar alteraciones en la calidad de vida de una persona; se presenta una tos concentrada y persistente y problemas respiratorios que impiden el descanso.
Este fenómeno afecta a personas de 40 a 50 años, que suelen tratar este problema como un resfriado o una gripe porque no tienen antecedentes de alergias, lo que acaba por alargar el proceso de recuperación ¿Qué me está pasando? Durante las últimas semanas, el calor no solo ha sido intenso durante el día sino también por las noches y el cuerpo no tiene tiempo para autorregular su temperatura y deshacerse del exceso calórico. Por eso tienes esa sensación de ahogo, de que la ropa se te pega al cuerpo y que no hay forma de refrescarse.
Nuestra temperatura corporal “normal” es de unos 36/37º C y una exposición prolongada al calor produce Hipertermia; esto afecta al cuerpo como si estuviéramos pasando por un estado febril (un recurso de nuestro organismo para defenderse de elementos como bacterias o virus). La OMS (Organización Mundial de la Salud) nos recuerda que ya que la temperatura ambiente ideal para nuestro cuerpo se ubica entre los 18º C y los 24º C, las subidas bruscas pueden afectar significativamente a su funcionamiento y a medida que esta suba se pueden presentar: fatigas, fallos musculares, vahídos, agotamiento y hasta deterioro celular (con más de 41º) y riesgo de fallo funcional. Este calor me mata En los países del Sur europeo la gente suele estar mejor preparada para enfrentar las olas de calor sofocantes como la que vivimos en la actualidad.
Por eso el número de fallecidos es mucho menor que en los países del norte. Pero ante la presencia de cualquiera de los síntomas mencionados en el párrafo anterior es aconsejable buscar con urgencia un sitio que esté acondicionado y si los problemas persisten, acudir a un médico. Las cifras oficiales solo registran una muerte a causa de este fenómeno actual: en Sevilla falleció un señor de 82 años cuyas dolencias previas se agravaron por la exposición prolongada a las altas temperaturas.
El problema es que las estadísticas no pueden ser exactas, por que las víctimas indirectas solo podrán contabilizarse transcurrido un tiempo. Lo que sí es seguro es que en 2003 (el verano más cálido desde que existen registros, a partir del 1500) se contabilizaron en Europa, más de setenta mil decesos relacionados con aquella ola de calor. Está comprobado que este tipo de situación puede alcanzar, en conjunto, cotas de fallecimientos mayores que las provocadas por tornados, inundaciones o terremotos. En resumen, debemos ingerir muchos líquidos, refrescarnos a menudo, mantenernos a la sombra o tomar sol con la máxima precaución, vigilar a nuestros niños y ancianos para que no se vean afectados por este bochorno persistente y armarnos de paciencia hasta que a este clima enloquecido le de por bajar las temperaturas y vuelvan las brisas refrescantes.
Fuente: http://www.ecoticias.com/co2/105520/iquest-es-posible-soportar-mas-calor
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