Reflexiones del Senador José Rafael Vargas sobre la modificación constitucional.
El presidente Danilo Medina y su equipo político, ha decidido someter al país a un difícil y complejo panorama, cuya repercusión en el futuro habrá de revertirse en su contra, tal y como pasò en el año 2002 con el presidente Hipólito Mejia. No hay forma de pasar la reforma por el Congreso, sin sacrificar la virginidad de los que otroras proyectaban la imagen inmaculada de los seguidores de Bosch. Ese rostro se ha desnudado, en una especie de perredeizaciòn del PLD. Con tan mala suerte que el PRD aprendió la lección, y hoy todos rechazan la reforma; hasta el propio Hipólito.
Ya se han pronunciado contra ella, el PRD, los dos PRM, el PRSC, Finjus, Guillermo Moreno, PC, la iglesia, los obispos, los evangélicos y la mayor parte de los legisladores del PLD. Còmo es entonces que van a pasar la reforma? . Danilo ha caído en una trampa, al tratar la Constitución como un pedazo de papel, porque el país no le perdona a un sector del PLD que llegue a los extremos de la ambición. El próximo viernes se cumplirán 50 años de la insurrección popular del 1965, cuando el pueblo se tirò a las calles reclamando la vuelta a la constitucionalidad y la reposición del profesor Juan Bosch como presidente de la República. Por eso el presidente Medina hoy no tiene còmo explicar la cortina que se ha desnudado.
Los vientos que se han sembrado, ya están teniendo respuestas. Vincho està listo para irse del gobierno, y los que ayer disfrutaban de las mieles de la popularidad, hoy comienzan a ver el por qué Leonel rechazò modificar la Constitución en el 1998 y en el 2011. Sentimos hoy vergüenza ajena, por actitudes que se creían superadas, y sobre todo por ese esfuerzo por destruir el liderazgo de Leonel, garante de los seis grandes triunfos electorales del PLD en 1996, 2004, 2006,2008,2010 y 2012. La soberbia del poder cava su propia tumba, y es una pena que un gobierno que se veía exitoso, transite un camino pedregozo y arriesgado, sometiendo al PLD a una tiniebla que solo lo salva la madurez, la prudencia y el buen juicio.
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