¡A QUEMAR BANDERAS TODOS!
Por: José Luis Tavarez
Santiago de los Caballeros: Comprendo la frustración de los dominicanos sobre el futuro que se cierne sobre la coexistencia de dos naciones hostiles en una misma isla. La situación es más compleja de lo que nos dicen las apariencias. Los pueblos haitiano y dominicano son víctimas de las élites políticas dominantes. La diferencia reside en las fachas institucionales: mientras en Haití todavía existente una estructura sociopolítica tribal, en la República Dominicana al menos contamos con una institucionalidad formal.
En Haití las mafias políticas concentran los medios de producción, las redes de especulación y las ayudas humanitarias; en la República Dominicana, desde el 1996 una élite empresarial-política ha concentrado no solo el poder político sino económico.
Vapuleado por escándalos de corrupción, Martelly se encuentra acorralado por un movimiento social que procura su renuncia. Martelly es un negociante, tiene inversiones millonarias a través de testaferros. Las oportunidades que abrió la reconstrucción de Haití animaron a algunas empresas extranjeras a establecer sus operaciones en Haití bajo condiciones muy onerosas, sometidas a chantajes y extorsiones. Aquellas que operan sin adversidades son las que Martelly y su gente tienen inversiones disimuladas o cobran comisiones por licitaciones montadas –de eso saben empresas constructoras dominicanas, incluyendo las del senador Félix Bautista y contratistas amigos de Leonel-
En Haití gravita una corriente de opinión antidominicana de profundo arraigo con características muy distintas al antihaitianismo dominicano. Esa tendencia es sustentada por intelectuales. Martelly y su estructura mafiosa de poder usan el tema antidominicano para acreditarse ante la crisis. Correlativamente del lado dominicano el tema antihaitiano es asumido por el leonelismo “progresista” para eludir el severo escrutinio sobre la corrupción de sus gestiones. Ese sector del PLD ha criticado al presidente Medina por su política permisiva e indulgente con el tema migratorio.
El anuncio de la candidatura de Leonel Fernández estaba supeditado al fallo del caso Bautista, cuyo juicio coincidencialmente concluyó ayer, pero no contaba con el contratiempo del caso Quirino, que, quiérase o no, ha sido soplado desde el gobierno. Por su parte, el sector danilista está metido en la reelección. De pronto sucede que de una protesta pacífica en Puerto Príncipe se desprende un asalto al consulado dominicano justamente el día antes de la independencia dominicana. El gobierno dominicano, como respuesta, hoy cierra su misión diplomática. Este golpe es para Danilo lo mismo que es Quirino para Leonel, con la desventaja, para el infortunado líder, de que Danilo saldrá fortalecido de esta coyuntura. ¿Quién es quién en este juego? Veamos:
• Martelly es socio de empresarios leales a Leonel. Con un lío como el que se ha generado aviva el patriotismo antidominicano para validarse.
• Al sector leonelista no le viene mal un deterioro de las relaciones entre los dos países considerando que ese es el tema vulnerable de Danilo de cara a una repostulación y de paso la corrupción pasa a un plano marginal, con la ayuda de los empresarios dominicanos que tienen obras en Haití y medios de prensa en República Dominicana.
• Al presidente Medina le conviene esta agitación para tomar acciones agresivas y contundentes, y demostrar que él tiene dominio de la situación, por eso no es casual el tono enfático del canciller en una rueda de prensa convocada de urgencia ayer. Mañana veremos al auditorio de la sala de la Asamblea Nacional puesto de pie dando una prolongada ovación al enérgico discurso de Danilo en contra de Haití y de la comunidad internacional. Acuérdense de estas palabras.
• A las mafias comerciales de ambos países les interesa la crisis porque una alteración o interrupción en el flujo comercial producirá acaparamiento, escasez y aumento de precios.
Como se ve, todos están abonados en el agravamiento de las tensiones y la violencia aquí y allá. Veremos retaliaciones en escalada durante todo el año. Los que tenemos que perder somos los dos pueblos. Son esos los verdaderos traidores.
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