Los corales del Caribe con ‘fecha de caducidad’ año 2034
En concreto, el trabajo sostiene que los corales de esta zona han disminuido más del 50% desde 1970. Sin embargo, según los autores, la restauración de las poblaciones de peces loro y la mejora de las estrategias de gestión para frenar la sobrepesca y evitar la contaminación costera excesiva podría facilitar la recuperación de los arrecifes e, incluso, protegerlos frente los azotes del cambio climático.
La mayoría de arrecifes de coral en el Caribe podría desaparecer en los próximos veinte años, según revela el último informe de la Red Mundial de Vigilancia de Arrecifes Coralinos (GCRMN, por sus siglas en inglés), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En concreto, el trabajo sostiene que los corales de esta zona han disminuido más del 50% desde 1970. Sin embargo, según los autores, la restauración de las poblaciones de peces loro y la mejora de las estrategias de gestión para frenar la sobrepesca y evitar la contaminación costera excesiva podría facilitar la recuperación de los arrecifes e, incluso, protegerlos frente los azotes del cambio climático.
«Los arrecifes de coral revisten miles de kilómetros de costa caribeña y son una fuente de alimento y sustento. Por desgracia, estos valiosos ecosistemas están bajo la constante presión de las actividades humanas que degradan y dañan los sedimentos y contribuyen a la contaminación de las aguas costeras”, declara Achim Steinter, director ejecutivo del PNUMA. “El blanqueo del coral –añade–causado por la elevada temperatura del mar también está debilitando y matando a estos arrecifes en numerosos lugares».
Según el experto, este declive impactará significativamente en la economía de la región mediante la reducción del hábitat de los peces y el marisco, el descenso del turismo y, además, la costa estará menos protegida ante al aumento del nivel del mar. «Necesitamos colaboración a escala local, nacional y regional para aumentar la resiliencia», añade.
«La velocidad a la que los corales del Caribe han disminuido es alarmante», indica Carl Gustaf Lundin, director del programa global marino y polar de la UICN. «No obstante –continua–, este estudio trae noticias alentadoras: el destino de los corales del Caribe está en nuestras manos ya que aún se pueden tomar medidas efectivas».
Aunque el cambio climático supone una grave amenaza ya que causa la acidificación de los océanos y la decoloración de los corales, el informe muestra que la pérdida de peces loro y erizos de mar –los dos principales herbívoros en la zona– ha sido, de hecho, el principal responsable del declive de coral en la región.
En 1983, una enfermedad no identificada provocó la pérdida masiva de la población de erizo de mar y la pesca extrema practicada durante el siglo veinte ha situado al pez loro al borde de la extinción en algunas regiones. En conjunto, la merma de estas dos especies ha roto el delicado equilibrio de los ecosistemas de coral y ha originado que las algas, de las que se alimentan estos herbívoros, sofoquen los arrecifes.
«Incluso si pudiéramos, de alguna manera, hacer que el cambio climático desapareciera mañana, estos arrecifes estarían en declive», ha asegurado Jeremy Jackson, autor principal del informe y asesor principal de la UICN sobre los arrecifes de coral. «Debemos abordar de inmediato el problema de la falta de herbívoros para que los arrecifes tengan alguna posibilidad de sobrevivir a las futuras amenazas del cambio climático».
Ecosistemas más robustos
Además, el informe sostiene que los arrecifes más saludables son aquellos donde la población de pez loro es más robusta. En concreto, zonas como el Santuario Marino Nacional deFlower Garden Banks(EE UU) y la isla de Bonaire y Barbuda (Países Bajos), en las que se ha restringido o prohibido las prácticas que perjudican a los peces loro, las trampas y la pesca submarina.
«Barbuda va a prohibir todas las capturas de pez loro y las de erizos de mar y calificará un tercio de sus costas como reservas marinas», explica Ayana Johnson de la iniciativa Blue Halo del instituto Waitt.
Por el contrario, los arrecifes donde los peces loro no están protegidos –Jamaica, el arrecife de Florida entre Miami y Cayo Hueso; y las Islas Vírgenes (EE UU) – han sufrido un descenso trágico.
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