Brasil, ‘madera bajo sospecha’
Según una legislación europea que entró en vigor en marzo de 2013, la Ley de Madera o EUTR (European Timber Regulation), las empresas que introducen madera en el mercado europeo deben evaluar, a través de lo que llaman un sistema de “Diligencia Debida”
Hoy nos toca aplaudir una reciente decisión del sector español dedicado a la importación y distribución de madera. El pasado 24 de abril, la Asociación Española de Importadores de Madera (AEIM) tomó una decisión muy importante para el futuro de la Amazonia: poner la categoría de “alto riesgo” a la madera tropical de Brasil. Esto es, considerar que hay que extremar las medidas y requerir garantías de legalidad extra a la madera tropical de este país, con el objetivo de cumplir las leyes europeas y evitar que madera procedente de la tala ilegal pueda entrar en la Unión Europea.
Según una legislación europea que entró en vigor en marzo de 2013, la Ley de Madera o EUTR (European Timber Regulation), las empresas que introducen madera en el mercado europeo deben evaluar, a través de lo que llaman un sistema de “Diligencia Debida”, los países, regiones y proveedores de madera con el objetivo de, primero, asegurar la trazabilidad de toda la cadena de suministro de la madera y, segundo, evitar la comercialización dentro de las fronteras europeas de madera que proceda de incumplimientos de las legislación en sus países de procedencia.
AEIM ha tenido en cuenta, a petición de Greenpeace, varios informes del IMAZON donde se ponía en evidencia el grave problema de la tala ilegal en los estados de Pará y Mato Grosso. A la luz de la información aportada, por este prestigioso instituto de investigación brasileño, y dado que el sistema de control de la tala, transporte y procesamiento de madera no garantiza la procedencia legal de la madera, AEIM ha decidido elevar la categoría de riesgo de Brasil en su sistema de Diligencia Debida por lo que la madera tropical brasileña pasa a considerarse de “alto riesgo” y, en estas condiciones, las garantías de legalidad que ofrece este país para la madera tropical son realmente escasas.
También, hay que agradecer a AEIM su preocupación por la sobreexplotación de la selva amazónica, y en especial la excesiva prescripción de algunas especies de madera, como el Ipé. En su Guía de Compra de Madera Sostenible esta asociación reconoce que “la excesiva prescripción de las mismas especies está originando una gran presión directa sobre ellas e indirectamente lo origina sobre las selvas o bosques donde se obtienen”. AEIM, “para evitar una posible sobreexplotación del recurso, proponen otras especies que pueden cumplir la misma función”. En el caso del Ipé, AEIM propone como alternativas otras especies de madera tropical más comunes, maderas de regiones templadas y coníferas termotratadas.
Si los importadores de madera españoles ya han dicho que Brasil es zona de alto riesgo y, además, reconocen que la demanda de algunas pocas especies, como el Ipé, es un problema. ¿Qué deberían hacer otras asociaciones de la madera en Europa, así como administraciones públicas, empresas constructoras y arquitectos?
Pues evitar el uso de madera tropical amazónica a menos que proveedores y contratistas pueden ofrecer garantías creíbles de que la madera es legal, lo que requiere un nivel de prueba más allá de la actual documentación oficial emitida por el gobierno de Brasil. Y dejar de utilizar madera de Ipê de manera inmediata.
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