Aisoy 1, el robot con sentimientos
El humano enamorado de la máquina, como veíamos en la gran pantalla con ‘Her’, se acerca poco a poco a una realidad más factible que hipotética. Esa posibilidad de establecer un trato social e interactuar de igual a igual con robots u otros dispositivos tecnológicos está muy cerca de nuestro alcance y prueba de ello es el Aisoy 1
Aisoy Robotics y la Fundación Everis han presentado esta semana en Madrid el robot Aisoy 1. Esta máquina es capaz de procesar algo parecido a las emociones mientras dialoga con personas. El robot comienza a relacionarse al sacarlo de la caja, sin necesidad de programarlo, según sus creadores, en un intento por «acercar la tecnología a las personas y hacerla lo más natural posible».
El humano enamorado de la máquina, como veíamos en la gran pantalla con ‘Her’, se acerca poco a poco a una realidad más factible que hipotética. Esa posibilidad de establecer un trato social e interactuar de igual a igual con robots u otros dispositivos tecnológicos está muy cerca de nuestro alcance y prueba de ello es el Aisoy 1, un robot inteligente que es capaz de emocionarse, de dialogar con las personas o con otros robots, de razonar o de tomar sus propias decisiones. Felicidad, tristeza, vergüenza, esperanza, reproche, remordimiento… y así hasta unas 14 emociones puede experimentar este robot.
Este proyecto ha sido posible gracias a una tecnología pionera que surge de varias investigaciones del equipo de Aisoy Robotics, un grupo de ocho emprendedores españoles que ha contado con el apoyo de la Fundación Everis. «Una robótica social para todos» es su lema, según el director de producto y responsable de ingeniería y desarrollo, Diego García; y lo que se han propuesto conseguir, desde que en 2010 lanzaran su primer prototipo de robot social, es «acercar la tecnología a las personas y hacerla lo más natural posible». Desde entonces han trabajado para mejorar la funcionalidad y abaratar costes para que esté al alcance de todos los bolsillos.
UN ROBOT CON PERSONALIDAD
El robot funciona de forma autónoma nada más sacarlo de su embalaje, por lo que es capaz de hablar y relacionarse con la persona sin necesidad de programarlo, pero también es posible conectarlo con otras aplicaciones para ampliar sus capacidades y adaptarlo a cada usuario. Dado que estos autómatas aprenden de su entorno son capaces de dar respuestas más adecuadas a cada persona y su comportamiento varía en función de la forma en la que el interlocutor los trate.
Aisoy 1 pretende ser también una herramienta útil en el ámbito de la sanidad, la educación y en el mercado del internet de las cosas. En 30 institutos de Alicante profesores y alumnos ya trabajan con él utilizándolo incluso en clases de teatro. «Los niños aprenden no solo de programación y tecnología sino también de ciencia, creatividad o trigonometría», ha apuntado García.
Estos robots tienen tres niveles de programación con interfaces sencillas e intuitivas como es el caso de Scratch o AIDA, una herramienta muy visual esta última que permite a los robots comportarse de una forma que elija el usuario. Cuentan además con sensores de tacto, de inclinación, movimiento en el cuello, ojos y cejas, y una cámara. Uno de sus caballos de batalla sigue siendo la movilidad del mismo, algo en lo que Aisoy Robotics trabaja para incorporar en los próximos modelos, según ha indicado su responsable de ingeniería y desarrollo. Este producto, único en el mundo, cuenta además con la posibilidad de conectarlo a la nube para relacionarse con otros dispositivos Aisoy 1 y aprender de estos. Dentro de un mes se podrá encontrar en el mercado por un precio de 200 euros.
ep
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