Independencia, celebramos o luchamos por ella?
Por Sammy Burgos Díaz
A menudo escuchamos a las personas hablar de independencia nacional, para referirse a lo ocurrido la madrugada del 27 de febrero de 1844. Otros estudiosos de la historia sostienen que no podemos hablar de Independencia porque la soberanía de una nación no es algo tan sencillo como la explosión de un trabuco, sino que es el resultado de luchas y procesos en los cuales la vida política, económica y social de una pueblo, son decididas por su gente mediante al ejercicio pleno de su soberanía, cosa ausente en la República Dominicana.
La realidad, es que el 27 de febrero se termina con la unificación de dos pueblos, que aunque compartieron procesos históricos y sociales, y cohabitan en la misma isla, habían tomado caminos diferentes y eran claras las diferencias culturales que separaban a un pueblo del otro. Aún así, fueron los pueblos de la parte éste de la isla quienes en 1822, luego de haber vivido la funesta España Boba, piden al pueblo de Haití la unificación de la misma.
Luego de 22 años de unificación y del establecimiento de un gobierno casi dictatorial dirigido por Boyer, un grupo de jóvenes deciden emprender un movimiento secreto para separar los pueblos de la parte éste de la isla y crear una República. Aunque a estos jóvenes cuyo dirigente principal fue Juan Pablo Duarte se les suman otros grupos para consumar el plan, hay que resaltar que el proyecto de nación de Duarte, era la expresión más digna y pura del sentir de la libertad, que venía flotando de épocas tan remotas como el movimiento la ilustración y la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII.
El pensamiento de Duarte, aun siendo un joven de 25 años cuando emprende los planes para la separación de Haití, fue un intelectual y estratega político a quien en su condición de humano hay que darles sus méritos y seguir su ejemplo. Como diría Alfonzo Ulloa en su libro, Duarte Retos de los Democráticos. “Duarte carne de su carne y sangre de su sangre, debe ser visto como eso y nada más, todo lo demás es pura literatura. Es decir, que debemos terminar con la divinización de nuestro patricio y ver que sus acciones pueden ser realizadas por nosotros los jóvenes y ciudadanos de la República Dominicana para poder construir una mejor nación.
Para concluir, quiero aclarar que el proyecto de Pedro Santana, Tomás Bobadilla y Buenaventura Báez se cumplió, el cual era separarse de Haití. Pero el proyecto de Duarte, Matías Ramón Mella, Luperón, Manolo y Caamaño de una república democrática, soberana, libre e independiente aún está inconcluso y déjenme decirles ciudadanos y ciudadanas que a nosotros, estudiantes y jóvenes de ésta época, A NOSOTROS NOS TOCA TERMINARLO.
Deja un comentario