Dejar de fumar, las 10 respuestas ‘clave’
Fumar cigarrillos es una epidemia silenciosa que va produciendo efectos negativos en el organismo poco a poco, sin que se detecten sus efectos hasta que en muchas ocasiones ya es tarde. Dejando de fumar se gana en salud y se evitan riesgos de padecer graves enfermedades.
El doctor José Luis Ballvé, médico de familia en ABS Florida Nord de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) ha preparado para la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) un documento en el que se exponen las preguntas más frecuentes que plantean quienes fuman y se plantean dejar el hábito. Infosalus ha seleccionado 10 de ellas.
1. Si sólo fumo 4 cigarrillos, ¿merece la pena dejarlo?
No hay un nivel de consumo seguro. A partir de 1 cigarrillo al día los riesgos de padecer enfermedades en el futuro se disparan. Como ejemplo señalar que se ha comprobado un aumento del riesgo de enfermedades coronarias en fumadores esporádicos por ejemplo. Lo mejor es dejarlo del todo. Si se fuma poco resultará también más fácil dejarlo.
2. ¿Es cierto que se engorda?
Al dejar de fumar se engorda 3 o 4 kilos de promedio. Solamente un 10% de personas engordan más de 10 kg. Para evitarlo es importante no picar, no sustituir los cigarrillos por alimentos pero si se desea hacer dieta es mejor posponerla hasta que la abstinencia del tabaco esté consolidada. Algunos de los fármacos que se utilizan para dejar de fumar pueden retrasar el aumento de peso mientras se toman. Es el caso de los comprimidos y los chicles de nicotina y del Bupropion.
3. ¿Qué pasa si ya he tratado de dejar de fumar varias veces sin conseguirlo?
La mayor parte de fumadores necesitan entre 3 y 5 intentos para conseguir dejar el tabaco. Las recaídas forman parte del proceso de abandono del tabaco y suponen una oportunidad para aprender a dejar de fumar. Es importante recordar qué nos llevó a recaer para no caer en los mismos errores en los siguientes intentos. La mayor parte de recaídas se producen por síntomas de abstinencia en las primeras semanas, el aumento de peso o las falsas seguridades como fumar un cigarrillo pensando que se va a poder controlar.
4. ¿Por qué tengo que dejar de fumar si me encuentro sano?
Fumar cigarrillos es una epidemia silenciosa que va produciendo efectos negativos en el organismo poco a poco, sin que se detecten sus efectos hasta que en muchas ocasiones ya es tarde. Dejando de fumar se gana en salud y se evitan riesgos de padecer graves enfermedades.
5. He fumado durante muchos años, ¿no soy demasiado viejo para dejarlo?
Nunca es tarde para dejar de fumar. Por mucho tiempo que uno haya fumado, al dejarlo se experimentan los beneficios de dejar de fumar. Incluso si la persona tiene más de 65 años, dejar de fumar en ese momento le puede ayudar a vivir más tiempo y a tener una mayor calidad de vida.
6. ¿Tendré menos riesgos si fumo en pipa o puros en vez de cigarrillos?
Los fumadores que fuman pipas o puros no tragan el humo y, por tanto, en ese sentido sí se benefician. Sin embargo, al fumar pipas o puros exponen su cavidad bucal al humo del tabaco mucho más que los fumadores de cigarrillos con lo que se incrementa el riesgo de un cáncer de boca. Además, los fumadores de cigarrillos que se cambian a los puros suelen mantener su forma habitual de inhalar con lo que no reducen para nada ningún riesgo, más bien lo incrementan.
7. ¿Es mejor dejarlo de forma brusca o paulatina?
La mayor parte de los ex fumadores han conseguido dejar de fumar de golpe. Sin embargo antes del día «D», aquel en que se ha decidido dejar definitivamente el tabaco, se puede hacer una reducción progresiva. Últimamente se ha desarrollado un método denominado «reduce hasta dejarlo» en el que se proponen reducciones progresivas a lo largo de varias semanas hasta llegar a dejar del todo el tabaco. La cuestión es decidirse a dejarlo y tener claro que lo mejor es llegar a dejarlo del todo ya que no hay un consumo de tabaco que sea seguro.
8. He tenido un infarto recientemente: ¿puedo usar parches?
Un infarto reciente puede ser una contraindicación relativa para el uso de fármacos para dejar de fumar. Pero a los 15 días o al mes del infarto tanto los sustitutos de la nicotina como el bupropion o la vareniclina se pueden usar sin miedo y además dejar de fumar después del infarto es la medida más importante para no volver a padecer esta enfermedad.
9.-¿Sirven las terapias con láser, hipnosis o con acupuntura?
Las guías desaconsejan los tratamientos que no están respaldados por la evidencia científica. No existe suficiente evidencia como para recomendar ninguno de estos tratamientos. Evidentemente lo que interesa es dejar el tabaco y da igual como se llegue a este fin. De todas formas los estudios que comparan estas terapias con terapia simulada o con placebo no demuestran diferencias entre la eficacia de las mismas y la del placebo.
10. ¿Es cierto o no que cambiar a cigarrillos ‘light’ es mejor?
Las personas que fuman cigarrillos ‘light’ inhalan la bocanada del cigarrillo más fuertemente, fuman los cigarrillos mas rápidos y tienden a fumar más cigarrillos al día. Por tanto acaban fumando más o menos la misma cantidad que cuando fumaban cigarrillos normales. Este hecho ocurre porque el fumador inconscientemente busca «su dosis» de nicotina.
Más fácil según los genes
Sin embargo, parece que dejar de fumar podría implicar algo más que fuerza de voluntad. Un estudio llevado a cabo por la Universidad Europea de Madrid y por el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y publicado en la revista ‘Pharmacopsychiatry’ a inicios de 2014 señala que los factores genéticos tienen un impacto clínicamente relevante sobre la eficacia del tratamiento para dejar de fumar.
En concreto, las variaciones genéticas en el gen CYP2A6 o en genotipos asociados con una menor actividad en la sinapsis de la serotonina podrían influir en el éxito del tratamiento para dejar de fumar.
El trabajo dirigido por Félix Gómez, muestra que en individuos que presentan una variación genética asociada a un metabolismo lento la terapia sustitutiva con nicotina sería mucho más efectiva que el tratamiento con bupropión, un antidepresivo atípico que aumenta la dopamina y noradrenalina y bloquea los receptores nicotínicos. En cuanto al bupropión, sólo aquellas variaciones genéticas asociadas con un metabolismo de normal a rápido, se podrían beneficiar de este tratamiento.
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