Nelson Mandela, el héroe de principios intocable
Miguel Beato
En la vida como en la muerte existe la grandeza de aquellos que con su accionar generan la admiración de los demás. Hay líderes que más que su nombre, su comportamiento lo hacen grande ante la historia; son esos seres que cargado de humildad, sencillez y compromiso social deciden preocuparse por los demás, deciden enfrentar sistema como lo hizo Mandela buscando una Sudáfrica nueva.
La historia nos ha presentado grandes líderes que como Jesús, Juan Pablo Duarte, el Che, Gandhi, Fidel, entre otros que asumieron compromisos con sus respectivos pueblos y con el mundo; enarbolaron el principio ético de la moral social ayudando a los demás. Siempre he admirado a esos líderes, a esas personas que con valentía, honor, coraje y firmeza entregaron todo, hasta su vida para que prevalezcan la bondad, la verdad y la justicia sobre la maldad, el engaño y la ignorancia que impera en la gente, en los pueblos, y por las que germinan las malas influencias, la tiranía, la esclavitud y la opresión. Son esos líderes que defienden sus ideales, y más aún, cuando tratan de enfrentar a sectores oscuros, recalcitrantes, que muchas veces están enquistados en los llamados poderes fácticos para obrar en su propio beneficio. Son esos líderes que se levantan para luchar contra ese Estado de cosas y racistas que malogran y borran las esperanzas de millones de seres humanos.
Son en esos momentos donde emergen figuras de la talla del comandante y líder absoluto de Sudáfrica, Nelson Mandela, que nacen con un compromiso: luchar por los demás sin importar bandería política, pero sí viendo a los más desposeídos. Aquellos que desgraciadamente son maltratados, humillados, ahogados en lo más oscuro de la pobreza, esos que a veces ni son valorado como seres humanos, más bien, son tratados como seres sin derecho a la vida, a la educación, la salud, la alimentación y la alegría. Así vio Mandela su país, dominado por la minoría blanca apoyada en la execrable acción del ‘Apartheid’, cuando «el hombre blanco debe ser siempre el amo».
Mandela hombre coherente con sus principios, a los cuales, nunca renunció (lo que lo llevó a pasar 27 años de su vida en la cárcel) se comprometió con los mejores interésese de su país y del mundo; ese hombre que decía: “hasta la victoria siempre”. Ese hombre que enfrentó todo tipo de ataques; ese hombre, acusado de promover el caos por los blancos del Apartheid, pero que su accionar demostraba ese compromiso, ese espíritu con la democracia real para su pueblo y el mundo que quiso, y logró establecer una democracia económica y ,de la cual, nosotros como país carecemos. Ese Mandela que predicaba con su ejemplo, la visión de ser un verdadero defensor y guardián de las riquezas de su país, nunca creyó en que un hombre estaba por encima de otro; nunca entregó las riquezas a grupos foráneos.
Es lamentable que otros líderes no imiten la fidelidad, ese compromiso con los demás; en especial con los desposeídos, con los olvidados, con los de abajo, los de a pie. Esos que pasan hambre, que no tienen asegurada su alimentación; esos que son ultrajados y que reciben maltratos y que al final de la jornada son malogrados. Hoy el mundo llora al líder, el redentor de los pobres de Sudáfrica; al unificador de África, al hombre que fue fiel a sus principios que pregonaba; que no fue al Estado a servirse así mismo, sino, a servirle a los demás; no maltrató su pueblo. Él luchó por su pueblo, luchó para que su país ya no tuviera analfabetos, más bien gente letrada. Ese hombre generó la pasión, el amor, el nacionalismo, el espíritu de lucha; fortaleció el espíritu de millones de personas en el mundo, que ayer estaban petrificados y hoy se están movilizando con orgullo, defendiendo sus países, enarbolando la igualdad entre los humanos.
Qué lástima, comandante Mandela, que hoy como ayer sigamos teniendo políticos entreguistas servilitas lo que tú nunca fuiste. Tú nunca entregaste las riqueza de tu país, más bien, la valoraste, la usaste para beneficio de tu pueblo; tú gobernaste como un verdadero estadista, no te perpetuaste en el poder, aún teniendo el apoyo de tu pueblo, fuiste ese demócrata comprometido con la gente oprimida de tu pueblo; y hoy, en mi país, Mandela, te digo que los servilitas entregaron la mina de oro más grande de Latinoamérica; ellos se confabularon y la negociaron a su antojo y el pueblo sin comida ni apoyo se está malogrando. Un puñal tiene en el corazón el pueblo dominicano ¡oh! mi Mándela, si aquí en mi país te imitáramos, cuantos avances disfrutáramos. Fuiste un gran humanista que luchó y sacó a su pueblo al mundo progresista.
Hay líderes que no saben cuán inmensos son y fueron durante el desarrollo de su vida, que con carisma y amor adecentaron todo un pueblo y lo levantaron como el águila levanta su vuelo, esa es la diferencia entre lo malo y lo bueno. En cambio, Mandela quedará como el águila; ese hombre bueno que levantó su pueblo. La etapa de la vida son como los mismos proceso de los pueblos que cambian con el pasar del tiempo y hoy vemos como cambió Sudáfrica, desde el 1998, con tu llegada al poder Madiba para convertirte en el primer presidente negro. El mundo está enlutado, llorando la pérdida de quien en vida fuera un guerrero lleno de amor y respeto. La historia lo guardará y siempre se tendrá que narrar. VIVA MANDELA, VIVA SUDÁFRICA, VIVA LA PATRIA DE NELSON MANDELA. TÚ NOS ENSENASTE A AMAR Y NO A ODIAR.
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